Me he apuntado generar una reflexión crítica y desde el punto de vista contextual y circunstancial en relación a la pandemia Coronavirus en siglas (COVID-19), que azota la humanidad, desde finales del año 2019 versus las condiciones de vida de los pueblos indígenas, principalmente Mayangna de Nicaragua, de quienes tengo más información por pertenecer a esta identidad o Nacionalidad Mayangna.
Desde que la pandemia alcanzó atención mundial, varios líderes de pensamiento indígena, han estado preguntando, sobre lo que implica para los pueblos indígenas, su alcance interpretativo y los impactos que pudiera causar esta enfermedad. Hablando con varios personajes Mayangna, al preguntarles sobre cómo prepararnos frente a esta enfermedad, irónicamente me han respondido “1. Que esa enfermedad no afecta a los indígenas, porque tenemos muy buenas defensas por nuestra seguridad alimentaria, 2. Que esa enfermedad siempre ha existido entre nosotros y no ha pasado nada, otros me han respondido que, 3. Por si llega la enfermedad nos curaríamos con terapias de medicina tradicional,” muy pocas personas me han expresado sus preocupaciones por esta enfermedad. Yo personalmente me difiero de las primeras dos afirmaciones y concuerdo parcialmente con la última hipótesis.
Me difiero de las primeras dos afirmaciones por las siguientes realidades y situación de las poblaciones indígenas particularmente Mayangna de las Costa Caribe:
- No es cierto que nosotros seamos inmunes de esta enfermedad y tampoco es cierto que tengamos la mejor calidad de nuestra soberanía alimentaria, debido a que los habitantes indígenas somos más sensibles y vulnerables a contraer enfermedades de esta naturaleza que con mucha facilitar se propaga, se ha dicho los estudios que sí, tenemos buenas defensas inmunológicas podría que no nos contagie o que tengamos pronta recuperación con algunas síntomas leves. Dada nuestra situación territorial, particularmente las comunidades indígenas del caribe de Nicaragua, la dieta alimenticia es deficiente, los niveles de desnutrición es alta, por lo que, no se lleva una alimentación balanceada, más que carbohidratos. Efectivamente hace al menos cinco a diez años atrás, podríamos afirmar que nuestras habitantes se alimentaban bien, ya que aún se conservaba grandes extensiones de bosques y biodiversidad, las cuales eran fuente de vida y alimentación muy natural, se podía encontrar y alimentarse adecuadamente, hoy en día dichas tierras se han convertido en pastos para ganadería, son territorios alambradas y presencia masiva de poblaciones humanos. Así que esa afirmación es un mito, nuestra situación es mucho más vulnerable que cualquier otro grupo y clase social. Pero lo que es evidente en cierto sentido, los habitantes rurales tampoco padecen o al menos es muy poco el padecimiento de enfermedades comorbilidades; Diabetes, cardiovasculares, pulmones y otras comunes, porque la gente no están sometidos al sedentarismos, por nuestras condiciones sociales, la gente se moviliza con mucha frecuencia (Trabajo de campo), pero si es cierto que la gente padezcan de deficiencias minerales.
- Algunos han manifestado que esa enfermedad siempre ha existido, esto tiene un poco de sentido, al confundirse con enfermedades relacionadas, y también sirve para entender lo que se trata esto (Coronavirus), muchos creen que es el mismo con el tal llamado “DUK” en Mayangna o “IKIA” en Miskitu, otros se asemejan con “Mâ Klautni” en Miskitu “Pura Witska” y efectivamente tienen mucha semejanza con el actual pandemia, las familias indígenas han podido descifrar la cura de dichas enfermedad, no obstante esta enfermedad tiene otras características peculiares que distingue de las otras, algo que requiere mayor abordaje para su entendimiento.
- Respecto la hipótesis de desafiar con la medicina tradicional, para su mitigación y/o curación, una anciana de una comunidad Indígena Miskita, me decía con muy poco conocimiento de la enfermedad, cuando yo le conté las características de esa enfermedad “que hay que mesclar o combinar dos tipos de aceites con otras hierbas y ya, pero la confianza puesta en Dios, estaremos bien”. Por supuesto que no hay que negarse que estos pueblos han sobrevivido por siglos a base del conocimiento o ciencia tradicional, desde el pensamiento de la medicina indígena, desde el conocimiento endógeno y hoy por hoy, nuestras comunidades están enfrentando a esta enfermedad a base de las infusiones naturales, se recurren a la suerte y merced de las hierbas (plantas medicinales) y la misericordia de Dios, no queda de otra, es el único recurso con que contamos las comunidades indígenas, tratarnos a base de las plantas medicinales, por lo que no está a nuestros alcances o en su amplia mayoría de los habitantes indígenas, más los del campo rural, el acceso a la medicina occidental, no hay consulta médica con la calidad profesional requerida para esta enfermedad, en las comunidades no hay médicos occidentales especializados con esta materia o similares, las unidades hospitalarios o los puestos clínicos en las comunidades lo más que te pueden dar, es un paracetamol, acetaminofén o ibuprofeno, o al alcance para los cuidados primarios, no hay centros de aislamiento, no hay centros para internar y tratarlo al paciente, no hay condiciones técnicas ni las infraestructuras necesarias en las comunidades. La extrema pobreza nos agobia.
Los factores y las situaciones que favorecen la propagación inevitablemente:
- El factor pobreza. Normalmente en las comunidades indígenas, en una casa de habitación hay hasta 3 a 5 familias, lo que significa alrededor de 15 a 20 personas, estas aglomeraciones familiares imposibilita, las medidas de distanciamiento y aislamientos ya sea preventivo o post-enfermedad. Hay muchas familias-personas en las comunidades, que están con los síntomas asociadas fuertemente y se presume que inclusive mueren, pero eso no se puede manejar con certeza, al no poder comprobar científicamente las causas de su muerte. También por bajos niveles de ingresos económicos, las personas tienen que movilizarse en los campos de trabajo o en las ciudades para la compra de productos comestibles básicos, como jabón, sal y aceite, en este trayecto nos hace más vulnerables a ser contagiados del virus, y tampoco están posibilitados en la adquisición de insumos de higiene preventivo; alcohol gel, jabones y mascarillas, que son más comunes y recomendadas.
- Factor religioso. Los miembros de las poblaciones indígenas, a partir de los años 1850, desde los primeros contactos con la iglesia morava y después la iglesia católica, nos hemos convertido en religiosos basados en la fe del cristianismo, y así con el paso de los tiempos nos hemos ido transformándonos cada vez, mas creyentes y adoctrinados, en efecto ante esta situación al llamado de no concentraciones masivas, es difícil su acatamiento, por lo que las iglesias continúan en sus funcionamiento normales, no han cerrados las misas o cultos, entonces siempre estamos expuestos a concentraciones, el cual posibilita los contagios, si algún miembro está infectado.
- Factor educativo. En Nicaragua, aun no se ha tomado las medidas de cierra de las clases, los docentes continúan impartiendo clase, los niños y niñas están asistiendo normal a sus estudios, como que no pasara nada, tampoco hay condiciones de llevar las clases virtualmente, los docentes no están capacitados para el uso y manejo de plataformas virtuales, y muchas comunidades aun no tienen señal de internet. A algunas educaras y educadores de una comunidad indígena, he preguntado que si porque no cierran las clases en coordinación con las autoridades comunales, y me han respondido que no dependen de ellos, si no que, depende de las orientaciones del Ministerio de Educación (MINED) el cual es muy cierto, lamentablemente, porque ellos son empleados públicos.
- Factor deportivo. Desde un comienzo de esta pandemia, no se ha detenido las actividades deportivas; principalmente beisbol para hombres y softball para las femeninas, esto bajo la creencia o la premisa de que no hay transmisión comunitario, y aun en las comunidades se persiste las aglomeraciones por torneos deportivos, seguramente estos espacios también han sido foco de contagio.
- Factor cultural. Este factor debe ser determinante en el foco de contagio, porque, en el caso de los muertos, la gente niegan entierros exprés, y amparados a las creencias tradicionales, deben ser velados bajo el ritual tradicional, esto contrapone a los protocolos estándares para el entierro de los muertos por covid-19, personalmente me preocupa, porque al no poder saber si la causa de la muerte es covid-19, siempre la velaran y practicaran todo el ritual para el último adiós, si pudiese saber que la causa es por covid-19, podríamos sensibilizar a las familias para su comprensión.
- Factor ignorancia. Quizás este deber ser el primer factor preponderante, la falta de manejo de información adecuada sobre la pandemia, hasta el día de hoy hay personas que no saben que implica, de donde vino, como originó, cuales son las síntomas, las medidas de prevención, el cuido a un paciente familiar infectado, el manejo del cadáver y entre otras cuestiones, es cierto, que las autoridades del Gobierno, han informado a las autoridades locales sobre el lavado de manos constantemente por 20 segundos al menos, en algunas comunidades las visitas de casa por casa, pero esto no es suficiente, esto es una enfermedad nueva, requiere de capacitaciones y charlas a la altura del contenido de la enfermedad, y lo peor es que la gente tiene todas las síntomas pero anda laborando y circulando normalmente creyendo que es un gripe común, y no ponen importancia, hasta que complican.
Situación actual a manera de conclusión:
- Hay muchas personas y numerosas comunidades indígenas con síntomas asociadas a covid-19, no obstante no se puede saber a ciencia cierta, si es esa pandemia o no, debido a que en las comunidades, ni en las ciudad no hay acceso a test de covid-19, ante esta situación recurren a la automedicación y la aplicación de plantas medicinales, y ciertamente se ha visto mejoría positivamente, entonces cabe el dicho de “Sálvese quien puedas”. No pueden viajar desde sus comunidades a las cabeceras municipales-ciudades para ser tratadas, las limitaciones logísticas son grandes.
- Pese a la preocupación mundial y las recomendaciones técnicas para afrontar la pandemia, no hay mucha atención e importancia por parte de las poblaciones-habitantes y las autoridades locales, a excepción de 5 comunidades Miskitas que han decretado cuarentena, amparados a su autonomía comunitaria en ejercicio de su derecho de libre determinación. Seguramente se irán sumando otras comunidades, a la medida que se sientan afectados irreversiblemente, y la única manera más eficaz frente a eso, es la autodefensa y auto-organización.
Escrito por Lic. Larry Salomon Pedro, Abogado y Miembro del pueblo Mayangna en Nicaragua, Experto en Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas
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