LAIZQUIERDADIARIO/Argentina.– Informes elaborados por investigadores del Conicet, reflejan que la pandemia del Covid-19 profundiza el racismo, la desigualdad económica y socioeducativa de los pueblos indígenas de Argentina.
Cerca de un millón de personas se autoperciben como indígenas en la Argentina. Sin embargo, poco se dice de lo que sucede en las comunidades en medio de la crisis social y económica desatada por la pandemia.
Menos aún de las políticas de los gobiernos frente a esta realidad que se recrudece con el correr de los días y la entrada al invierno.
La provincia de Chaco, donde gobierna Jorge Capitanich, fue noticia hace mes atrás cuando la Policía ingresó por la fuerza a una vivienda, golpeó a hombres y mujeres de la comunidad qom y abusó sexualmente. No se privaron de aclarar que era un accionar racista cuando los rociaron con alcohol y los amenazaron con prenderlos fuego al grito de “indios infectados, ustedes son unos mal acostumbrados”.
Volvió a ser noticia ante el aumento de los contagios y muertes por Covid-19, que paradójicamente denuncian que fue llevado por una funcionaria mientras recorría las comunidades haciendo campaña. Obviamente, el impacto en las comunidades fue de gravedad. Actualmente la provincia cuenta con más de cien muertes.
Varios equipos de investigadores e investigadoras, a partir de la información otorgada por referentes de diferentes comunidades del país, lograron aproximarse a la situación actual. El informe final, Efectos socioeconómicos y culturales de la pandemia COVID-19 y del aislamiento social, preventivo y obligatorio en los Pueblos Indígenas en Argentina, se elaboró de manera colaborativa mediante la recopilación y sistematización de datos por parte de diversos equipos de casi treinta equipos de investigación y doce universidades nacionales y dependencias del Conicet.
“Sólo tomamos mate porque no tenemos nada para cenar”, describían la situación al inicio de la pandemia, referentes de la comunidad wichí de Tartagal. Mientras se acrecentaban y se hacía noticia los casos de niños y niñas wichí que morían por desnutrición y deshidratación.
Las investigaciones afirman ese presupuesto brutal: las poblaciones indígenas parten de indicadores de pobreza mayores que la media nacional para enfrentar la pandemia. ‘La tasa de pobreza en poblaciones indígenas de Argentina es 10 puntos porcentuales más alta que la media nacional’, al mismo tiempo que ‘la actual titular del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) sostuvo que la pobreza de las poblaciones indígenas del país es la más alta de América Latina’.
El único ingreso para familias enteras, que no pueden realizar trabajos informales de changas por la cuarentena, puede ser algún plan social. Y para otras, ni siquiera eso, ya que tramitarlo les exige la lecto-escritura en español, y acceso a internet. El Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), cabe recordar, fue recortada y actualmente solo la recibe el AMBA y Chaco.
En regiones rurales en las que se vive de la tierra, la falta de lluvia de estos meses agrava la situación.
Edgardo Peñaloza, de 17 años, fue baleado por la espalda por guardias privados y efectivos de la policía chaqueña cuando fue al monte a “mariscar”, recolectar frutos y cazar, en el campo vecino, la estancia Don Panos, 96.000 hectáreas del millonario Eduardo Eurnekian.
La cuestión sanitaria es más que preocupante. En algunas regiones del país señalan que la situación se entrecruza, ‘con un contexto epidemiológico -en algunos casos muy grave-. Se vienen dando casos de tuberculosis, desnutrición, anemia, parasitosis, así como casos severos y constantes de gastroenteritis, sumándose el dengue que se encuentra en un pico estacional’.
En cuanto a las medidas de prevención del Covid-19, denunciaban la poca difusión preventiva con enfoque intercultural y en lenguas indígenas. Así como la falta de agua principalmente, así como de artículos de higiene como jabón. En muchos casos, sobre todo en zonas urbanas, se le suma los altos niveles de hacinamiento de las familias indígenas, que condiciona todo tipo de posibilidad de distanciamiento social.
En el Chaco el brote más severo desde que comenzó la pandemia, sucedió el 27 de abril en el complejo habitacional denominado Gran Toba, habitado en su mayoría por familias indígenas. La respuesta del gobierno de cercar y militarizar el barrio como medida sanitaria no hizo más que acrecentar la estigmatización. ‘No, mamita, usted es del barrio Toba. No puede ingresar acá’, cuenta uno de varios testimonios en la revista Crisis, que reflejan la recarga en los niveles de discriminación y racismo.
En el plano de la Educación Intercultural Bilingüe (EIB), que tiene lugar según lo determine cada provincia, la investigación es contundente señalando varios obstáculos. La falta de acceso de estudiantes y docentes a la conexión virtual, de dispositivos, así como la llegada tardía de los materiales impresos del Ministerio y en poca cantidad, además de no contemplar la educación intercultural bilingüe.
Siendo un motivo más para la deserción, o el abandono de hecho, a la vez que se vuelve jerarquía otras problemáticas como la alimentación, rol que también cumplía la escuela. A lo que se suma el nivel de precarización en el que trabajan los agentes y docentes a cargo, estando bajo contrato, con pagos a veces trimestrales.
Capitanich «pide perdón» por el ataque a los qom que generó una ola de indignación en todo el país pero siguen los casos de violencia policial. Casos que no siempre son noticia, pero son costumbre para muchos de quienes nacen al interior de las comunidades.
El empeoramiento de las condiciones de vida sobre la ya desigualdad estructural de la que partían, redobla también la discriminación. Ni el gobierno nacional ni el de las provincias han determinado medidas de emergencia. Y aún se insista en hablar de que el virus ataca a todos por igual, la realidad lo refuta a diario. La vida de los grandes latifundistas, de quienes robaron las tierras, está lejos de ser la misma del de las comunidades.
El Estado argentino desde su origen y sus gobiernos, perpetraron todo tipo de atrocidades hacia los pueblos indígenas, desde la mal llamada Conquista del desierto, la masacre de Napalpí , Rincón Bomba, por solo nombrar las que marcaron su historia. La actual crisis económica, social y sanitaria tendrá también dimensiones irreparables hacia estos sectores. El repudio con fuerza ante estos hechos de racismo, discriminación y violencia se vuelve así, de primer orden.
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