ELESPECTADOR/Colombia.- Uno de los grandes retos en la pandemia del COVID-19, sin duda, es la preservación de la vida indígena pues la amenaza a la que hoy se enfrentan, tiene serias repercusiones para todo el conocimiento de la humanidad. En el caso de los pueblos indígenas de la Amazonía, uno de los mayores riesgos es la muerte de sus abuelos y abuelas, quienes guardan en su memoria las historias de origen de sus pueblos, custodian los conocimientos sobre la medicina tradicional, las danzas, la alfarería, la cestería, el idioma, la alimentación de las comunidades, sus formas de cultivar y guardan el manejo del calendario ecológico que guía el porvenir del mundo. Este conocimiento ha sido fundamental para preservar el equilibrio ecológico en la Amazonía, en donde a pesar de la violencia que amenaza constantemente con diezmar a los pueblos indígenas, ellos aun siguen cuidando y preservando estos saberes.
La Amazonía, recientemente conocida por los incendios forestales, no solo es un bosque extenso y verde, es el territorio en el que perviven 63 pueblos indígenas que lo han cuidado y conservado desde sus sistemas de conocimiento, cosmovisión, espiritualidad y prácticas milenarias que hoy se encuentran amenazados por la pandemia y el abandono estatal. La crisis sanitaria que vive el Amazonas puso el foco en una región de la que poco se conoce y de la cual ni siquiera el mismo Estado pareciera entender su historia, diversidad cultural y las formas de habitarla.
De acuerdo a Instituto Nacional de Salud, 2.083 casos de COVID-19 han sido confirmados en los departamentos de Amazonas (2029), Vaupés (11), Guainía (6), Putumayo (11), Caquetá (25) y Guaviare (1). Estos datos se contrastan con las difíciles condiciones en que se encuentran los pueblos indígenas para mitigar la pandemia y garantizar condiciones mínimas para prevenirla. De acuerdo con el censo de 2018 del DANE, solo tienen acceso a este servicio público 34,9% de las personas de los pueblos originarios en Caquetá , 55,1% en Putumayo, 21,3% en Guaviare, 24,5% en Amazonas y 21,7% en Vaupés. En cuanto a la cobertura de alcantarillado, las cosas no son mejores: solo 17,7% pueden acceder en Vaupés, 15,2% en Guaviare, 13% en Caquetá, 11,4% en Putumayo y 23,2% en Amazonas.
A esta situación critica, se suma la falta de atención médica en estos territorios, donde de acuerdo a la investigación de Valentina Rozo en departamentos como el Vaupés por cada 10.000 habitantes existen (4,3) médicos para atender las enfermedades en este territorio. Es decir que ante un incremento de lo casos de COVID-19, no se contaría con suficiente personal para su atención.
Para organizaciones indígenas como la Organización de Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana -OPIAC, la pandemia de la COVID-19 pone al descubierto las desigualdades históricas a las que se enfrentan los pueblos indígenas de la Amazonía que, sin respuesta, venían denunciando ante el Estado. Esto se hizo evidente cuando se anunció el primer caso en Colombia y las autoridades indígenas mediante un comunicado público del 23 de marzo alertaron al Estado y a la sociedad sobre las deficiencias del sistema de salud, la falta de conectividad y movilidad para contener y mitigar los impactos del virus en la Amazonía. La respuesta del gobierno para los pueblos indígenas fue la expedición de la Circular 015 del 13 de marzo de 2020 del Ministerio de Salud, con medidas muy generales e ineficaces para la prevenir la pandemia en los pueblos indígenas. Finalmente, la crisis estalló en el departamento del Amazonas.
La militarización como respuesta en el Amazonas
El desconocimiento de la forma de vida de los pueblos indígenas de la Amazonía, así como de su historia, contexto territorial y dinámicas culturales, propio del centralismo colombiano, determinó que las decisiones del Gobierno se enfocaran en la militarización de las fronteras con Brasil y Perú para controlar tardíamente la crisis sanitaria del departamento de Amazonas. Esta medida resultó desafortunada, al priorizarla sobre la necesidad de aumentar la capacidad de respuesta del hospital de Leticia, mejorar su infraestructura, dotar de equipos médicos, camas UCI y contratar médicos para atender a la población que se encuentra en las zonas dispersas. A su vez, autoridades indígenas como Mateo Estrada, cuestionaron la medida al resultar inadecuada, pues para ellos “las fronteras son inexistentes […] No hay límites a sus territorios” y que pueblos como los Tikuna, El Kichwa, Tukano, Siona y Kofán comparten territorios ancestrales con Brasil, Ecuador y Perú.
Incidencia y propuestas desde los pueblos indígenas
Por otro lado, en el debate de control político convocado por la Comisión Segunda del Senado sobre COVID-19 y pueblos indígenas, la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica-COICA-, presentó un conjunto de medidas para mitigar el impacto del virus en los territorios amazónicos. Dentro de las que se destacan, primero, el establecimiento inmediato de un puesto de mando unificado en coordinación con las autoridades indígenas para la atención de la pandemia; segundo, habilitar aviones y ambulancias medicalizadas que permitan traslados de equipos médicos y pacientes de manera oportuna; tercero, construir un protocolo de atención en salud centrado en los territorios; y, finalmente, debido a la falta de dialogo del Estado con las autoridades indígenas, la activación de la Mesa Regional Amazónica como escenario de concertación de las decisiones relacionadas con los pueblos indígenas amazónicos a nivel local, regional y nacional.
El llamado de las autoridades tradicionales al gobierno nacional ha sido a actuar coordinadamente para dar respuestas acordes a las dinámicas culturales y territoriales que permitan prevenir un posible genocidio en la Amazonía, poniendo a disposición la capacidad de despliegue territorial de las organizaciones para llegar a los lugares más apartados, los conocimientos y saberes ancestrales de los indígenas para poder superar esta crisis.
Necesidad de crear acciones coordinadas y políticas públicas interculturales
Todo este panorama nos lleva a reflexionar sobre la necesidad de crear políticas públicas interculturales para esta región, reconociendo que en la Amazonía colombiana conviven pueblos indígenas, campesinos y afrodescendientes. Es necesario que se incluya el dialogo entre autoridades del Estado y tradicionales, acorde a sus contextos territoriales y la cosmovisión de los pueblos indígenas, reconociendo sus gobiernos propios, la necesidad de concertar estrategias de conectividad que permita la comunicación de los pueblos indígenas con el resto del país, la articulación del Sistema Integral de Salud Propia Intercultural y la inclusión de las medidas contra la deforestación de la sentencia 4360 de 2018, que declara la Amazonía como sujetos de derechos.
Por otro lado, para superar los grandes problemas a los que se enfrentan los pueblos indígenas de la Amazonía, como la deforestación, el extractivismo, el narcotráfico y la falta de presencia estatal. Es importante implementar los acuerdos de cooperación entre los países de la Cuenca Amazonica (Ecuador, Brasil, Perú, Guayana, Bolivia y Colombia) como los que se establecieron en el Pacto de Leticia por la Amazonía y apartir de estos se tomen medidas para superar el impacto del COVID-19 en toda la región.
La emergencia sanitaria que vive la Amazonía visibilizó que los pueblos indígenas, reconocidos como sujetos de derechos en la Constitución de 1991, no tenían acceso a derechos básicos como la salud y la educación. Sí antes, enfermarse era una condena a muerte por falta de médicos y hospitales, en la pandemia, esta situación amenaza la existencia de pueblos indígenas enteros, especialmente de los que tienen menos de 500 personas como el Kawiyari, Barasano, Pizamira o Yukuna.
Por Diana Quigua*
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