Tenía 67 años y era fundador del coro Qom Chelaapi. Falleció este miércoles en el barrio Toba, en la periferia de Resistencia, una semana después de la muerte de su esposa. Esa zona fue militarizada por Jorge Capitanich, quien cínicamente decretó tres días de duelo.
La triste noticia de su muerte se conoció este mismo miércoles. Juan Rescio había sido internado el 3 de mayo con síntomas de coronavirus. Su esposa, Juana Romero, había fallecido por la misma causa la semana pasada y gran parte de su familia se encuentra contagiada. La comunidad alerta por el crecimiento de los contagios.
Las comunidades originarias del Chaco son de las más golpeadas por la pandemia. La respuesta del gobierno provincial de Jorge Capitanich, lejos de tomar medidas sanitarias para evitar la propagación del virus, fue la militarización de la zona, cercando centralmente el barrio Toba con montañas de tierra en sus calles, vallados y gran presencia policial de la Montada en la vera de la Ruta Nacional 11 para separar a esa comunidad de Resistencia, la capital chaqueña.
Receta calcada de la militarización de las villas de la provincia de Buenos Aires, ordenada por el Gobierno de Axel Kicillof, que tienen al excarapintada Sergio Berni como voz cantante ante el crecimiento de los casos debido a la falta de agua, elementos esenciales y el hacinamiento.
Chaco es una de las provincias con mayor cantidad de casos de Covid-19, sumando un total de 819 positivos, después de la Ciudad de Buenos Aires y de la provincia de Buenos Aires. En tanto, en el barrio Toba, hasta el momento se registraron 134 casos y 13 muertes.
Cínicamente Capitanich decretó tres días de duelo ante la muerte de Juan Rescio, mientras los funcionarios de salud provincial responsabilizan a la comunidad originaria por el aumento de los casos porque, según ellos, «la comunidad qom no acató las medidas de aislamiento». Bronca es poco ante semejantes declaraciones.
Lo que no dice Capitanich, uno de los aliados de Alberto
La población qom de Chaco es de unas 40.000 personas, que están por debajo de la línea de pobreza y los principales problemas con los que se enfrentan son el acceso al agua potable y la falta de asistencia sanitaria, como advierte el Instituto de Cultura Popular (Incupo).
Susana Sotelo, responsable del Programa de Derecho Indígena de Incupo advierte que “al no contar con agua potable en sus hogares y no poder trasladarse para conseguirla como lo hacían cotidianamente, muchas familias indígenas se ven en graves dificultades al ser obligadas a quedarse en sus casas”.
“A esta realidad cotidiana, se suma el acceso a la salud: muchos hospitales y postas sanitarias no atienden los requerimientos de las familias indígenas con problemas históricos, como afecciones en la piel; tuberculosis y problemas gastrointestinales, por estar centrados al en la que nos pone el coronavirus, pero observamos que el gobierno provincial y los municipales deben hacer un mayor esfuerzo para que los pueblos indígenas puedan recibir la atención necesaria a sus problemas de salud crónicos”, explicó la responsable de Derecho Indígena de Incupo.
Represión y pobreza
Como otras comunidades originarias, los qom trabajan la tierra, siembran alimentos para autoconsumo y cosechan algodón. También hacen changas fuera de la comunidad, pero se cortaron por completo con la pandemia.
El pasado 1 de abril Edgardo Peñaloza (17 años) fue al monte a “mariscar”, recolectar frutos y cazar en un campo vecino, la estancia Don Panos de 96.000 hectáreas y propiedad del millonario Eduardo Eurnekian. Cuando estaba monte adentro fue emboscado por guardias privados y efectivos de la Policía chaqueña.
A Edgardo lo balearon por la espalda. Estuvo al borde de la muerte. Fue trasladado de urgencia a la capital provincial y estuvo una semana en terapia intensiva. Su delito: buscar alimentos en el monte. Los agresores, empleados de la estancia y policías, están en libertad y ni siquiera fueron procesados.
Esta es la realidad de la comunidad qom, que viven en la extrema pobreza desde hace años y sufren la represión de todos los gobiernos.
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