SEMANA/Brasil.- Es una de las regiones más apartadas de Suramérica y quizá de todo el mundo. El pueblo Yanomami vive en las entrañas de la selva amazónica, en el extremo norte de Brasil.
Esta es una de las mayores reservas indígenas, pero incluso aquí aumenta el miedo al contagio del coronavirus.
Los indígenas creen que fueron los mineros ilegales, los que en busca de oro trajeron el virus a la reserva. El aislamiento de este lugar aumenta el peligro para el pueblo Yanomami, que no tiene acceso a los servicios de salud.
A comienzos de junio el ministerio de defensa organizó un vuelo con material sanitario a la región. No es la presencia constante en el terreno que los grupos pro derechos de los indígenas han estado pidiendo, pero realizar las pruebas es muy necesario.
«Cuando llegamos estaban un poco asustados, nos miraban desde lejos, pero cuando nos ganamos su confianza se fueron acercando. Todo salió bien y eso ha sido muy gratificante», indicó Fernanda Ribeiro, médica de la Fuerza Aérea de Brasil.
En ese país viven cientos de grupos indígenas y no todos se encuentran en la selva del Amazonas. Los Gauraní viven, por ejemplo, a las afueras de la ciudad más grande de Brasil: Sao Paulo.
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En principio los residentes han intentado observar cómo hacer frente al covid-19. Sin embargo, no todos los consejos del Gobierno se aplican en estas comunidades.
«No hay un espacio adecuado para recuperarse o aislarse. No tenemos nada de esto y eso nos preocupa», sostuvo Abilio Martins, indígena del pueblo Mbyá Guaraní.
El coronavirus causa estragos en el país más grande de Suramérica y el temor es que los pueblos indígenas sean los más afectados.
En Colombia sucede algo muy similar, los pueblos indígenas no cuentan con los medios para hacerle frente a esta pandemia, por lo que la supervivencia de muchas comunidades está amenazada.
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