Seis líderes indígenas de la Amazonía peruana que se llevó la COVID-19

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Publicado: 21 Jul, 2020

EFEVERDE/Perú.- La COVID-19 ha llegado ya a los puntos más recónditos de la Amazonía y en su avance por la selva peruana se ha cobrado la vida de cientos de indígenas, entre ellos algunos líderes nativos que dedicaron su vida a proteger sus tierras y defender los derechos de sus pueblos.

Prácticamente ninguna región amazónica de Perú se ha salvado de perder a referentes históricos o actuales para los pueblos indígenas de la zona, cuyas muertes ponen cara a los estragos que el coronavirus está causando a miembros de estas comunidades y suponen una pérdida cultural casi irreparable.

Santiago Manuin 

Entre los numerosos indígenas de Perú fallecidos por la COVID-19 destaca el nombre de Santiago Manuin, líder de los awajún, también conocido como jíbaros, de la provincia de Condorcanqui, en la frontera de Perú con Ecuador.

A sus 63 años, Manuin no resistió el 1 de julio la virulencia de la enfermedad, no como hace once años atrás había salido vivo de los ocho disparos que recibió de la Policía en el “Baguazo”, las violentas revueltas indígenas contra unos decretos que facilitaban el ingreso de industrias extractivas en los tierras que habitan nativos.

Por aquel episodio, Manuin, que contaba con un máster cursado en España de derechos humanos, fue acusado de la muerte de doce policías en un proceso judicial que se prolongó durante una década hasta que este año la Justicia lo absolvió junto a otros 52 nativos acusados en las mismas condiciones.

Benjamín Rodríguez

No menos doloroso ha sido el fallecimiento el 16 de julio Benjamín Rodríguez, figura emblemática dentro del pueblo ocaina que habita en el río Putumayo, que sirve de frontera entre Perú y Colombia.

Rodríguez fue fundador y expresidente de la Organización Regional de los Pueblos Indígenas del Oriente (ORPIO) peruano, que aglutina a federaciones de la región amazónica de Loreto, la más grande y extensa del país.

Hasta hace poco fue dirigente de Federación de Comunidades Nativas Fronterizas del Putumayo (Fecnafropu), desde donde impulsó la creación en 2018 del Parque Nacional Yaguas, una histórica demanda que las comunidades nativas de la zona mantenían desde hacía 30 años para proteger 868.000 hectáreas de bosques.

 José Tijé 

Los harakbut se han quedado por culpa de la COVID-19 sin una de sus máximas figuras para la conservación de sus tradiciones y defensa de sus derechos tras el fallecimiento el 14 de julio a los 81 años de José Tijé, fundador en 1982 de la Federación de Comunidades Nativas de Madre de Dios (Fenamad).

El papa Francisco preside una reunión con representantes de los indígenas en Puerto Maldonado, en enero de 2018. EFE/ Luca Zennaro

Era uno de los grandes sabios de los arasaeri, uno de los distintos grupos sociales que forman el pueblo harakbut a los que Tijé logró reunir en una sola comunidad y crear la Reserva Comunal Amarakaeri, un espacio protegido donde repelió las invasiones de mineros en busca del oro existente en el lecho de sus ríos.

Junto a Manuin, Tijé fue uno de los líderes nativos que mantuvieron un encuentro con el papa Francisco cuando el sumo pontífice visitó en enero de 2018 la ciudad de Puerto Maldonado, capital de Madre de Dios, durante su viaje de tres días por Perú.

Silvio Vallés 

El 12 de mayo también causó conmoción en la región de Ucayali, en la frontera de Perú con Brasil, la muerte de Silvio Vallés por a los 42 años, perteneciente al pueblo indígena shipibo-konibo y alcalde de Masisea, localidad a dos horas de navegación por río de Pucallpa, capital de la región, donde el 80 % de la población es indígena.

Vallés tenía por delante una prometedora carrera política como representante de los shipibo-konibo, el pueblo indígena más numeroso de Ucayali, pero se vio truncada al vivir en carne propia el colapso del sistema de salud y del abastecimiento de oxígeno acontecido en mayo y junio en esta región por culpa de la COVID-19.

Pese a su condición de alcalde, Vallés no pudo ser atendido en el desbordado hospital de Pucallpa cuando sufrió una recaída casi tres semanas después de que fuese diagnosticado con coronavirus. Un médico particular lo atendió a su casa y lo conectó a un tanque de oxígeno, pero luego ya no encontró forma de reponer ese gas.

Humberto Chota

En el lado peruano de la triple frontera del río Amazonas que comparten Brasil, Colombia y Perú se lloró a la partida de Humberto Chota, perteneciente a la etnia shawi y fundador de la Federación de Comunidades Nativas Ticuna y Yagua del Bajo Amazonas (Feconatiya).

Como presidente de este grupo de comunidades emprendió una larga lucha para titular sus tierras y protegerlas de los narcotraficantes, mineros, madereros ilegales y otros foráneos que buscan invadirlas.

Como Vallés, también fue víctima de la escasez de oxígeno en una zona muy remota del país donde la infraestructura sanitaria es muy deficiente.

Ignacio Duri

La medicina tradicional indígena sufrió una pérdida irreparable con el deceso de Ignacio Duri Palomeque, fundador y chamán de la comunidad nativa Infierno, en Madre de Dios, por donde pasaron cientos de personas llegadas de todas las partes del mundo para someterse a sus tratamientos, incluido el ayahuasca.

Duri, perteneciente a la etnia ese’eja se convirtió el 18 de junio y con 88 años en la segunda víctima mortal de la COVID-19 en Madre de Dios, región fronteriza de Perú con Brasil y Bolivia.

Antes de fallecer en el Hospital de Puerto Maldonado por una insuficiencia respiratoria que la COVID-19 agudizó por su condición de diabético, Duri dejó registradas sus enseñanzas e historias en un libro biográfico titulado “Relatos de un chamán de la Amazonía peruana“. EFEverde

Escrito por Fernando Gimeno

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