LUCESDELSIGLO/México.- A finales de mayo Cancún registró el contagio de 43 indígenas mayas en sus hospitales; unos días después, todos ellos murieron. Hace algunos días la Organización Panamericana de la Salud (OPS) dio a conocer que las zonas indígenas de varios países de las Américas “están experimentando un creciente número de casos y muertes por Covid-19”.
Las cifras más recientes de este fin de semana indican que en México se registraron 4 mil 92 casos, de los cuales 649 fueron mortales; todos en poblaciones indígenas. Un reciente estudio del Colegio de la Frontera Sur señala que son mil 165 las muertes en comunidades indígenas del país, pero advierte que la invisibilidad de este sector eleva considerablemente el riesgo de enfermar.
Ante este panorama, la zona maya quintanarroense se prepara para los peores embates de la enfermedad que están por venir, pues apenas la semana pasada el médico Armando Morales Zavala, quien los atendía sin descanso en la región de Felipe Carrillo Puerto, murió en uno de los pasillos del hospital general de este sector donde está el corazón de la comunidad maya en espera de que se desocupara una cama y fuera atendido de Covid-19.
Las comunidades mayas han atendido el llamado de la OPS, de “redoblar esfuerzos para prevenir el avance de la infección en nuestras comunidades, así como también para asegurar el acceso a los servicios de atención de salud”, pero advierten que la capacidad hospitalaria de Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos ya quedó rebasada con la atención de enfermos de Covid-19, lo cual se complica con la muerte del médico Morales Zavala, quien los protegió y orientó en todo momento.
La Red de Investigaciones sobre Indígenas Urbanos asegura que actualmente hay tres ciudades de altísimo contagio como Cancún, Tijuana y Ciudad de México, las cuales presentan el mayor número de contagios entre la población indígena.
Con la pandemia y el cierre de los espacios urbanos, explica, las actividades informales se suspendieron y la población indígena se quedó sin forma de subsistir en las ciudades, muchos de ellos expulsados de las viviendas y cuartos que rentaban, condenados a estar expuestos a la pandemia en las calles.
Lo anterior pertenece a un extenso estudio del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, del Colegio de la Frontera Sur y de la Red de Investigaciones sobre Indígenas Urbanos coordinados por los investigadores Jorge E. Horbath y Amalia Gracia, compilado la semana pasada, en el que explican:
“Los recursos de la población indígena migrante a las ciudades mermaron debido a la pandemia, pues se perdieron sus trabajos informales y no les quedó más que salir a las calles a ofrecer trueque de artesanías por alimentos, siendo Ciudad de México, Cancún y Tijuana las principales ciudades con decesos y contagio indígena.
A lo anterior se suma el desabasto de remesas procedentes de USA, pues los focos de la pandemia en Nueva York, Los Ángeles y otros lugares hicieron que entre los indígenas mexicanos hubiera contagiados y decesos confirmados por Covid-19.
“La situación se pone de manifiesto con un acento mayor al ver las diversas formas en que los gobiernos nacionales han enfrentado la pandemia tratando de proteger a los pueblos y comunidades indígenas, quienes, además del Covid-19, enfrentan otras pandemias de discriminación, exclusión, marginación, desigualdad y reproducción de sus condiciones de pobreza en todas sus expresiones”, alertan.
Estos “virus sociales”, enquistados en los sistemas económicos y sociales de nuestros países, solapados por el poder económico y alimentados por el poder político –apuntan–, hacen alianza con el Covid-19 y están llevando a la población indígena tanto en sus territorios ancestrales como en las ciudades, a que caigan de manera directa de la pobreza a la miseria, por la pauperización de sus condiciones humanas y la destrucción de su tejido social, que es la base de su subsistencia.
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