ANDINA/Perú.- Según datos del International Work Group for Indigenous Affairs (IWGIA), en América Latina existen más de 45 millones de personas que pertenecen a más de 800 pueblos indígenas, de los cuales la mitad cuenta con menos de 3,000 personas.
En los últimos meses, las repercusiones ocasionadas por el Covid-19 se han expandido con fuerza por toda la región, afectando seriamente a las poblaciones indígenas, que en la mayoría de los países habitan en zonas con baja o insuficiente cobertura de salud y servicios sociales.
Por su parte la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha advertido sobre “la situación de especial vulnerabilidad en la que se encuentran los pueblos indígenas, particularmente aquellos en aislamiento voluntario y contacto inicial, y resalta la necesidad de elaborar respuestas específicas para este colectivo, que sean respetuosas de su cosmovisión y diversidad cultural”.
A pesar de la difícil situación creada por la pandemia, es preocupante que las estadísticas oficiales de los países, incluso de aquellos con alto porcentaje de población indígena, no reflejen la verdadera magnitud de los casos de Covid-19 en los pueblos originarios, lo cual es consecuencia de una tendencia general a invisibilizar a estos grupos especialmente vulnerables.
El Foro Internacional de mujeres indígenas, ha señalado que la pandemia “está aumentando las desventajas interseccionales que impactan a las mujeres indígenas, aunado al empobrecimiento, limitado acceso a servicios de salud y agua potable, y el desplazamiento forzado de nuestros territorios”.
Además, la degradación de los recursos naturales debido a las industrias extractivas, los proyectos de energía y las consecuencias del cambio climático, que afectan a los pueblos indígenas en general”.
Principales desafíos
Si bien, algunos países prestan educación a distancia en lenguas originarias, la oferta está concentrada en los idiomas predominantes (español, portugués) o los contenidos trabajados no son culturalmente pertinentes.
En Perú, por ejemplo, de las 47 lenguas indígenas, solo se ofrecen programas de educación a distancia en 9 lenguas. En Paraguay los programas educativos se difunden solo en radios comunitarias de 4 de los 19 pueblos indígenas. En México, los materiales educativos a distancia para radio se han traducido solo a 15 de las 68 lenguas indígenas reconocidas.
Llamado a la Acción
Considerando lo anterior, con este llamado a la acción Unicef busca redoblar los esfuerzos en educación para las poblaciones indígenas, con el fin de mitigar las brechas que se están ahondando.
Esto supone: aprovechar la situación de crisis por la pandemia para lanzar o relanzar programas de Educación Intercultural Bilingüe relevantes y consistentes, que respondan a las necesidades educativas en cada uno de los países.
Estos deben estar centrados en el fortalecimiento de la formación a docentes que hablen las lenguas originarias, la expansión de servicios de educación primaria y secundaria intercultural bilingüe y la atención a personas con discapacidad.
Para ello se requiere contar con mayores recursos y voluntad política para adelantar las transformaciones necesarias para atender a todos los pueblos indígenas.
Lo anterior no será posible sin construir o reforzar sistemas de información, monitoreo y supervisión que reflejen la realidad y necesidades educativas de las poblaciones indígenas.
Inversiones
Es imperativo redoblar esfuerzos y aumentar las inversiones para que los programas de educación a distancia que implementan los países lleguen a las comunidades indígenas con calidad y pertinencia cultural.
Esto, mejorando la conectividad digital, la provisión de equipos (computadores, tabletas, teléfonos móviles, etc.) y medios (radio, televisión, internet, etc.) junto con material impreso y otras ayudas educativas.
Si bien, varios países están comenzando a reabrir las escuelas con protocolos de bioseguridad adecuados, es urgente priorizar el regreso seguro de los niños, niñas y adolescentes indígenas a sus escuelas, con énfasis en programas de refuerzo y aceleración, así como otros servicios complementarios de salud, alimentación y protección contra la violencia.
Asimismo, es preciso involucrar de manera decidida a las organizaciones indígenas a fin de incluirlas en consultas y procesos de toma de decisiones, como señala el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo.
Por ejemplo, es particularmente importante que las medidas de reapertura gradual y segura de las escuelas tomen en cuenta la opinión de las comunidades, salvaguardando el derecho de niñas, niños y adolescentes a una educación de calidad y culturalmente pertinente.
Se requiere configurar alianzas más potentes entre las autoridades educativas nacionales/locales y las propias comunidades.
Unicef está comprometido con estos esfuerzos, por lo que continuará apoyando las iniciativas de los gobiernos para mejorar la gobernanza y respuesta a la crisis, al tiempo que permanecerá cerca de las comunidades indígenas y escuelas de zonas priorizadas para contribuir a materializar estas políticas.
Unicef trabaja también con otras agencias de las Naciones Unidas y organizaciones humanitarias buscando soluciones creativas y sostenibles.
Finalmente, es preciso fortalecer la cooperación sursur, que permita el intercambio de experiencias y cooperación técnica entre países de la región en torno a estrategias exitosas de educación a distancia para poblaciones indígenas.
0 comentarios