NOTICIASCARACOL/Región.- La Amazonía, el llamado “pulmón del mundo”, ya venía siendo atacado por el extractivismo y la deforestación, pero los efectos de estas actividades no se han limitado a la destrucción de la flora y fauna del ecosistema amazónico. Otros grandes afectados son quienes habitan y cuidan el territorio, principalmente las comunidades indígenas, una población que a raíz de la pandemia de la Covid-19 es aún más vulnerable.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la crisis pandémica ha magnificado las desigualdades, lo que trae consigo que la población indígena tenga tres veces más posibilidades de morir por el contagio de Covid-19.
Gregorio Mirabal, coordinador general de la (COICA) ‘Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica’, afirma que se han presentado 800 mil contagios en toda la cuenca amazónica, de los cuales 38.719 son indígenas y han fallecido 1.362, de los que Mirabal calcula 200 son abuelas y abuelos sabios.
Ante estas cifras, se da la necesidad de parar lo que ha sido catalogado como un etnocidio, ya que según las Naciones Unidas hay 826 pueblos en América Latina representando el 20 % de la población de la región, con más de 500 pueblos en la cuenca amazónica de los cuales 190 están afectados por la pandemia, según el coordinador de la COICA.
La necesidad de actuar: plataformas regionales
Dada la coyuntura, Myrna Cunningham, presidenta del Consejo Directivo del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC) y Amadeo Martínez, coordinador general del Foro Indígena de Abya Yala (FIAY) formaron la “Plataforma Regional contra el impacto de la Covid-19”, con el objetivo de coordinar con las organizaciones indígenas de la región y tener una voz común ante los gobiernos, organismos regionales e internacionales, para impulsar y dar seguimiento a acciones de contención y mitigación de la problemática causada por el Covid-19 en los pueblos indígenas.
Myrna Cunningham, quien también es médica y fundadora de la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragua (URACCAN), una de las primeras experiencias de educación superior intercultural en América Latina y el Caribe; en varias ocasiones ha destacado las medidas que han tomado los pueblos indígenas para hacer frente a la pandemia, con el uso de medicina tradicional.
Pero Cunningham también ha hecho un llamado a la acción: ”Nosotros decimos que el futuro es lo que hacemos ahora, no es lo que viene, es lo que podemos construir para lo que viene y definitivamente el Covid-19 nos reta y desafía al cumplimiento de los ODS”; refiriéndose a la advertencia de la CEPAL respecto a la imposibilidad de alcanzar las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, si no se hacen cambios drásticos en el modelo de desarrollo y no se avanzaba en aspectos democráticos en la región.
Por su parte, Jesús Amadeo Martínez Guzmán dijo que muchas comunidades están enfrentando la situación con sus conocimientos y saberes, pero que no es suficiente: “hay que complementar con otras acciones, como la asistencia de parte del gobierno a corto y a mediano plazo y elaborar políticas culturalmente adecuadas para afrontar situaciones de emergencia”, explicó.
De igual manera, el 9 de agosto, Día Internacional de los Pueblos Indígenas, Martínez se manifestó sobre otras problemáticas que vive esta población: «Pese a lo que se piensa, la pandemia no ha frenado la criminalización de los luchadores indígenas. Se mantuvo o incrementó la tasa de asesinatos. Varias comunidades se dan cuenta en la compra de alimentos, el cierre de mercados y acaparamiento de productos en zonas rurales.»
Asamblea Mundial por la Amazonía
Ante esta situación, en un proceso de autoconvocatoria por parte de las asociaciones principalmente indígenas, de los nueve países del amazonas (Ecuador, Colombia, Perú, Bolivia, Chile, Guyana, Venezuela, Brasil y Surinam), el pasado 18 y 19 de julio se dio la primera “Asamblea Internacional por la Amazonía”, una gran movilización conjunta en defensa del territorio y hasta de su propia existencia.
Esta asamblea que también se ha denominado “El grito de la selva” va a enfocar sus esfuerzos en tres ejes: Movilización, Covid-19 y Boicot. Las jornadas de movilización mundial están comprendidas como una parte esencial para hacer frente al cambio climático y tienen como objetivo detener el etnocidio, el ecocidio y el extractivismo de la Amazonía; la campaña de movilización y acción por redes sociales inició el 14 de agosto y terminará el 28 del mismo mes.
Estas movilizaciones serán articuladas en acciones conjuntas que defiendan la vida de los indígenas, afrodescendientes y de todas las poblaciones de la Amazonía, que están amenazadas por el coronavirus. La campaña mundial de Boicot se dará a productos, empresas, inversiones, políticas gubernamentales, acuerdos comerciales y extractivismos que causan la destrucción de la Amazonía.
“Stop Bolsonaro” y la movilización que no para
Una acción específica será en protesta de la posición de Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, ante la deforestación de la Amazonía, la cual ha sido calificada como “negacionista”. Bolsonaro en conversación con los líderes estatales brasileños dijo: «Un bosque tropical no se incendia. Así que la historia de que la Amazonía está ardiendo es una mentira y tenemos que luchar contra ella con cifras», dijo el mandatario a pesar de que el sistema de imágenes satelitales del gobierno brasilero sobre deforestación contabilizó 6.803 fuegos en julio y muestran un aumento del 28 % de incendios forestales en la región.
Por ello, el 23 de agosto se iniciará la campaña de acción internacional “Stop Bolsonaro” a través de plantones frente a las embajadas de los países amazónicos, para defender la biodiversidad que habita a lo largo de siete millones de kilómetros cuadrados.
Otras fechas específicas para seguirle la pista al activismo que la Asamblea desarrollará son: entre el 17 y 20 del mismo mes se llevará a cabo la Audiencia del tribunal Internacional de derechos de la naturaleza sobre el tema “El ecocidio de la Amazonía boliviana” y el sábado 22 se dará un concierto virtual de artistas de países amazónicos; pero estas jornadas de agosto contra las quemas y el extractivismo solo serán la antesala de un proceso de movilización mundial por el clima a finales de septiembre.
La cumbre presidencial
La Asamblea por la Amazonía ha manifestado que la construcción de políticas públicas territoriales se ha parado desde el inicio de la crisis del coronavirus, y uno de los grandes factores es que las decisiones sobre la Amazonía quedan en manos del presidente de cada país, lo que genera falta de diálogo con las comunidades e inacción.
Según la COICA, la asociación indígena más grande del planeta, “las organizaciones indígenas duraron 130 días sin respuesta de los nueve países con soberanía de la selva amazónica” hasta que el 11 de agosto el gobierno de Bolivia se reunió con los grupos indígenas de la amazonia de su país y a su vez los mandatarios de Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Guyana y Surinam se reunieron de manera virtual el mismo día para la II Cumbre Presidencial por la Amazonía.
En la cumbre, la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, confirmó que su gobierno mantendrá el plan de acción que había dejado el exmandatario Evo Morales. El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, coincide con la COICA al decir que por más esfuerzos que cada país haga, se quedarán cortos si no hay mecanismos regionales que mejoren la calidad de vida de los pueblos.
El presidente de Colombia y anfitrión del encuentro, Iván Duque, concluyó, refiriéndose a sus homólogos, que “estamos más unidos que nunca en que los resultados que hemos incorporado al plan de acción tengan financiamiento, viabilidad y el impacto deseado”, determinando la posición gubernamental regional ante las urgentes necesidades de intervención en defensa de la Amazonía.
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