CLARÍN/Argentina.- Rosa tiene 39 años, desde hace nueve, se desempeña como agente sanitaria de la comunidad Mbyá de la Aldea Perutí en Misiones. Trabaja de lunes a viernes en la sala “Oga tesai ha renda” (Casa de la Salud en español) donde recibe diariamente las visitas de las familias que la conocen desde hace tiempo. Rosa se ha ganado su reconocimiento con respeto y humildad.
Ella forma parte de los 150 agentes sanitarios de la provincia de Misiones que se encargan del seguimiento y la atención de la situación sociosanitaria y el acceso a la salud de las poblaciones indígenas. Son el nexo entre el sistema de salud y la comunidad. Esto no es sencillo de lograr. Lleva años alcanzar la base sobre la cual se sustenta todo: la confianza.
Rosa conoce y respeta la idiosincrasia de las personas que viven en Perutí, y su aporte al cumplimiento de los derechos de los niños y niñas, es irremplazable. Está presente en esos lugares de difícil acceso para asistir a las familias que se comunican en su propio idioma. “Es muy importante nuestro rol porque participamos mucho en la comunidad y ellos le dan mucho valor a nuestra opinión”, comenta Rosa.
El rol de los agentes sanitarios indígenas es fundamental para garantizar la salud de las comunidades. Foto: UNICEF
La Aldea Perutí está ubicada a 170 km de Posadas. Los datos del censo que se realizó en el 2019 arrojaron una cantidad estimada de 200 familias y alrededor de 146 niños y niñas. En un día normal de trabajo, Rosa cumple varias tareas: brinda cobertura de vacunación, reparte leche, lleva un registro del stock de los antigripales necesarios para las familias. Dos veces a la semana, la comunidad recibe la visita de médicos externos y ella los asiste para pesar y medir la talla de niños y niñas.
A partir de marzo de 2020, Rosa debió adaptarse al nuevo escenario que impuso el coronavirus. Lo primero que hizo fue organizar una reunión con toda la comunidad para compartir información sobre la enfermedad y la situación de emergencia que estaban atravesando.
Allí se decidió el aislamiento obligatorio, prohibiendo el acceso de personas que no sean de Perutí. “Pusimos un portón para que no salga la gente fuera de la comunidad, salvo los médicos que sí pueden ingresar”, explica.
De lunes a viernes, Rosa, trabaja en la sala “Oga tesai ha renda”, que en español significa Casa de la Salud, donde atiende las consultas a los miembros de la comunidad Perutí.
La agente cuenta que no han tenido ningún caso positivo y, lo atribuye a que la gente de la comunidad es muy respetuosa de las medidas de prevención y que toman en cuenta las recomendaciones que ella hace: “La comunidad respeta mucho y también nos escucha a nosotros que estamos para explicarles en su propio idioma”, añade.
Frente a la emergencia por coronavirus, UNICEF respondió rápidamente, reorganizando las prioridades para garantizar el bienestar de los chicos y chicas. Para hacer frente a la pandemia, lanzó el Plan de Respuesta al COVID-19 y estableció como uno de sus ejes, en materia de salud, limitar la transmisión de persona a persona y protegerlas de la exposición al virus, especialmente, el personal de salud, personas gestantes, niños, niñas y adolescentes. Se trata de un plan de alcance nacional, que incluye a las comunidades indígenas.
Actualmente, UNICEF lleva adelante un trabajo articulado con la Dirección de Salud Comunitaria del Ministerio de Salud de la Nación (MSAL) y Salud Indígena de las provincias de Chaco, Misiones y Salta orientado a dar respuesta a los efectos de la pandemia.
Los agentes sanitarios controlan enfermedades prevalentes, dan cobertura de vacunación y establecen estrategias para controlar factores de riesgo, como por ejemplo la asistencia a embarazadas y recién nacidos. Foto: UNICEF
El vínculo institucional sostenido desde antes de esta emergencia facilitó las iniciativas que se lanzaron para la prevención del COVID-19, con especial cuidado de la salud materno-infantil y adolescente.
El Plan contempló la realización de materiales de comunicación traducidos a las lenguas originarias dirigidos a 743 agentes sanitarios de 13 jurisdicciones del país, para que los transmitan en sus comunidades.
Son once mensajes en diferentes formatos, pósteres, gifs y videos, que incluyen medidas de cuidado y prevención, signos de alarma, síntomas y procedimientos antes casos sospechosos y confirmados de COVID-19, recomendaciones para grupos de riesgos y lactancia. Desde UNICEF se puso especial cuidado en el enfoque de derechos, con respeto por la cultura y las tradiciones de cada pueblo.
Rosa, además, tuvo la posibilidad de participar del encuentro organizado por Dirección Nacional de Salud Comunitaria, en el marco del Programa Nacional de Salud para los Pueblos Indígenas, junto con UNICEF, cuyo objetivo principal fue brindar herramientas de comunicación sobre pautas de cuidado y prevención de COVID-19 con adecuación cultural y herramientas de salud mental para la primera ayuda psicológica en contexto de pandemia en zonas alejadas para el trabajo en territorio de agentes sanitarios indígenas.
Al respecto, Rosa rescató: “Pudimos participar de la capacitación sobre COVID-19 y nos pareció muy buena. Es muy importante que participen otras comunidades para que podamos conocer cómo se está trabajando en la prevención de la enfermedad con nuestra gente y es de mucha utilidad”.
Gracias al apoyo de UNICEF, Rosa podrá realizar sus recorridos con herramientas que le facilitan su trabajo y le permiten hacer más efectiva su tarea de garantizar la salud de su comunidad, en el contexto de la pandemia por coronavirus.
UNICEF convoca a toda la sociedad, para que aún en una emergencia como ésta, que atraviesa al mundo entero, se continúen garantizando los derechos y el bienestar de las niñas, los niños y los adolescentes de la Argentina. Porque los chicos y las chicas #ImportanSiempre y cada minuto cuenta. Quienes quieran donar mensualmente pueden comunicarse al 0-810-333-4455 o ingresar a la web unicef.org.ar/unsol
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