LADOBE/México.- “Unos tenían acceso a la información, otros no; unos tenían acceso a cubreboca, otros no”. Así resumió Leonardo Toledo Garibaldi, la situación de inequidad sistemática que afecta a pueblos y comunidades indígenas, inequidad que se vio potenciada por la pandemia de COVID-19.
La falta de acceso a la información durante los primeros meses de la pandemia, trajo como consecuencia la desinformación, caldo de cultivo para la propagación de rumores, ataques a personal de salud, incendios, saqueos; “lo que estuvo en juego, fue la vida de las personas”, explicaron Leonardo Toledo y Maximiano López Pérez, de Chiapas; Aukwe Mijarez, wixárika de Jalisco; y Patricia Emiliano Franco, de Puebla; comunicadores indígenas y especialistas.
Durante el conversatorio “Desenmascarar la desinformación”, que se llevó a cabo en el marco de la “Feria de las Lenguas Indígenas Nacionales 2020” -organizado por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) y la UNESCO México-, hicieron una retrospectiva de los casi ocho meses que han pasado desde el primer contagio de COVID-19 en México, retrospectiva donde plantearon los afrontamientos y salidas que se han construido en este periodo, para que pueblos y comunidades accedan a información para tomar decisiones.
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Estas cuatro personas especialistas han colaborado en proyectos de comunicación para pueblos indígenas, surgidos de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie, y apoyados por DW Akademie, un organismo alemán que fortalece el derecho humano a la libertad de expresión, los medios independientes y el periodismo responsable.
Julia Manske, representante de DW Akademie en México, y moderadora del conversatorio, explicó que durante la pandemia, hubo un incremento acelerado de desinformación e información falsa “que se propagó como un nuevo virus”; y dificultó a las personas orientarse con la información correcta que se necesitaba. Esta situación “se convirtió en un tema de vida o muerte”.
En el caso de Chiapas, Toledo Garibaldi refirió que la inequidad preexistente que afecta con mayor fuerza a comunidades indígenas, se hizo mucho más presente y con mucha crudeza, tanto en acceso a la información, como en el acceso a servicios y medidas de prevención ante la pandemia.
“La información estuvo orientada a las grandes cuidades y contextos urbanos. No se adaptaron los mensajes para que pudieran llegar a los pueblos y comunidades indígenas. No se construyeron nuevos mensajes para este sector poblacional».
Detalló que ante este vacío de información, y la necesidad de la población de tener certezas, lo que empezó a circular a través de cadenas y redes sociales, fue «la desinformación”.
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