SERVINDI/Nicaragua.- Al menos cinco comunidades indígenas del Caribe de Nicaragua fueron arrasadas por el huracán Eta, que este martes impactó en categoría 4 en la escala Saffir-Simpson.
Las comunidades indígenas de Halouver, Klingna, Lamlaya, Wounta, y Wawa Bar —en su mayoría habitadas por miskitos—, ubicadas en la costa noreste de Nicaragua quedaron destruidas por el huracán Eta.
Las autoridades nicaragüenses aún no han registrado los daños en estas comunidades indígenas. Los habitantes del lugar fueron quienes han informado al respecto por medio de videos difundidos en las redes sociales.
Ayer, el huracán Eta abandonó el país y pasó al territorio hondureño, degradado a depresión tropical.
Crisis tras crisis
«Halouver no era así. Está totalmente destruido. Así que va a ser una trayectoria larga la reconstrucción», dijo un poblador del lugar que grababa un vídeo tras caminar sobre los escombros.
Antes del huracán Eta, Halouver era un pequeño paraíso caribeño, con playas blancas llenas de palmeras, aguas cristalinas y casas de colores llamativos construidas de madera.
Las primeras personas en regresar a las comunidades indígenas sostienen que las casas se encuentras inhabitables, ya que quedaron hechas astillas. Las palmas del lugar fueron arrancadas de raíz o partidas en dos por los fuertes vientos de Eta.
Hasta el momento, las autoridades nicaragüenses no se han referido a dichas comunidades ni sobre habitantes. Los organismos defensores de derechos humanos continúan reclamando sobre la prohibición por parte del Gobierno de acopiar ayuda para los damnificados.
Panorama desolador
Eta dejó un rastro de destrucción en Nicaragua que no se observaba desde el huracán Félix, que cobró la vida de más de 100 personas en 2007, también en la Región Autónoma Caribe Norte (RACN).
Esta zona es uno de los lugares más pobres del país, donde viven cera de 500 000 habitantes, en su mayoría indígenas miskitos y mestizos.
Las dos personas que murieron en un deslizamiento de tierra este martes en la RACN, horas después del impacto de Eta en Nicaragua, no han sido reconocidas por las autoridades.
Aunque Eta abandonó Nicaragua, sus efectos podrían permanecer en los próximos días, ya que sus remanentes continúan causando inundaciones en el norte del país.
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