LASILLAVACÍA/UNIVERSIDADJAVERIANA/Colombia.-.-El 25 de marzo, cuando se presentaron los dos primeros casos de indígenas Yukpa contagiados con coronavirus en Cúcuta, la organización indígena más grande del país (Onic), prendió las alarmas. Porque si bien este virus representa un riesgo para todos los colombianos, lo es aún mayor para los casi dos millones de indígenas porque muchos de ellos viven en zonas alejadas que no cuentan con servicios de salud ni agua potable, y físicamente, tienen menos anticuerpos para defenderse del virus.
Desde que el Gobierno les dio autonomía a los pueblos indígenas para tomar sus propias decisiones de acuerdo a su cosmovisión pero cumpliendo el aislamiento preventivo, diferentes pueblos indígenas han empezado a implementar sus propias medidas de prevención.
Las medidas
Los primeros pueblos en hacerlo a comienzos de marzo fueron los Arhuacos, Wiwas, Koguis y Kankuamos que viven en la Sierra Nevada de Santa Marta (cerca de 60 mil): cerraron las entradas a sus territorios, exceptuando al personal médico, y también le pidieron al Gobierno cerrar la entrada de turistas al Parque Tayrona y demás sitios turísticos.
En el caso de los Arhuacos, para comprar alimentos, los indígenas podrán hacerlo por una hora si tienen permiso de la autoridad tradicional y el carro y las personas deberán lavarse las manos y las partes expuestas del carro para volver a ingresar. Medidas que irán hasta que la emergencia se supere.
Las mujeres indígenas Wiwa recomendaron, adicionalmente, evitar nombrar el virus porque, según su cosmovisión, eso atrae a la enfermedad y hacer pagamentos en sitios sagrados de elementos que tengan espinas como los cactus.
Por su parte, en Cauca, las 127 autoridades indígenas agrupadas en el Consejo Regional Indígena del Cauca, Cric, restringieron la entrada y salida de personas de sus nueve zonas, con excepción del personal de salud y de distribuidores de comida.
En un comunicado del 17 de marzo dijeron que harán actos de armonización, que son rituales de protección a sus territorios. También anunciaron campañas de comunicación por sus radios comunitarias y aislamiento para los mayores de 60 años que estén enfermos y de toda la población. Pidieron recursos al ministerio de Salud y secretarías departamentales y recomendaron seguir cultivando y haciendo trueque entre familias.
Las atenciones de afecciones respiratorias o de casos sospechosos serán atendidas por la EPS indígena AIC.
El lío con estas medidas es que los 5771 guardias indígenas que están haciendo control por todo el Cauca no tienen elementos de protección como guantes y tapabocas y los recursos adicionales que pidieron para la salud no les han llegado, el personal de salud tampoco tiene los trajes especiales para transportar contagiados.
La Ministra del Interior anunció esta semana que entregará un millón de mercados entre las comunidades afros, indígenas y rom y que entregará kits con elementos de protección para los guardias indígenas que están haciendo los controles en sus territorios.
Pero además del coronavirus, y a pesar de él, los guardias siguen expuestos a los grupos armados ilegales que ya los amenazaron de muerte por su labor de vigilancia en los territorios y han quedado en medio de enfrentamientos entre los ilegales y Fuerza Pública, según le contó a La Silla el consejero mayor del Cric, Hermes Pete.
A eso se suma que no es fácil, al igual que en el resto del país, que les hagan pruebas para establecer si están contagiados porque no hay los suficientes recursos para hacer pruebas masivas, como hemos contado.
Según el consejero Pete, él mismo solicitó una prueba porque ha tenido contacto con personas que han dado positivo, pero aún no se la han hecho. “Si a mí no me la hacen, peor a los comuneros”, dice.
Por ahora usan en sus territorios plantas medicinales como eucalipto y pino para hacer sahumerios para eliminar los virus (aunque no es seguro que sirva contra el coronavirus) y también deberán empezar a definir cómo hacer que la gente pueda seguir vendiendo sus productos agrícolas a las ciudades para evitar la crisis económica.
Un poco más compleja es la situación de los indígenas amazónicos por los lugares donde viven y sus condiciones físicas.
Según Mateo Estrada, asesor de la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonia Colombiana, Opiac, que agrupa 195 resguardos y 180 mil indígenas, la organización está construyendo un protocolo para todos los pueblos indígenas del Amazonas, Putumayo, Caquetá, Guainía, Vaupés, Guaviare.
Antes de hacer el protocolo, la Opiac ya le había pedido a los mandatarios del sur del país que cerraran las vías de acceso de las capitales hacia el interior del país.
Los primeros en hacerlo fueron los de Florencia, San José del Guaviare y este miércoles en Amazonas, Vaupés y Guainía.
Su objetivo es evitar el ingreso de personas a las comunidades y lograr un aislamiento completo. Los únicos que pueden entrar serán las misiones médicas.
Su idea es que las lanchas, avionetas y carros que les lleven sal, azúcar, panela, arroz, y todos los alimentos que no pueden conseguir en sus territorios, estén esterilizadas, incluso, que no vayan personas foráneas a descargarla, sino que lo hagan los mismos indígenas.
Además, dice que las comunidades indígenas deben suspender sus rituales como sanaciones colectivas, eventos de curaciones, intercambios de productos, ceremonias fúnebres para evitar el contacto.
Algo que es difícil, dado que, como las de compartir la comida, el tabaco y el mambe,son tradiciones arraigadas.
Lo del aislamiento es más sencillo para las comunidades que viven en zonas apartadas, pero no tanto para las que viven cerca a las cabeceras municipales, pues tienen un contacto diario con otras personas a quienes les venden sus productos agrícolas.
La Opiac está preparando piezas radiales en uitoto, tukano, cubeo, guinabe y otras lenguas para informarles sobre las medidas de protección ante el coronavirus y dice que prepara un fondo para recolectar ayudas para los indígenas entre empresas privadas, sector público y organizaciones no gubernamentales que les permita tener recursos y comida para al menos seis meses.
Un problema que aún no han solucionado tiene que ver con los estudiantes indígenas universitarios que están en las diferentes ciudades.
“Muchos quieren regresar a sus territorios, les dijimos que no, para evitar riesgo de contagios, pero muchos no tienen cómo sostenerse en las ciudades. Estamos viendo la manera de ayudarles”, explica Estrada.
En caso de que haya contagiados, el protocolo obliga a un aislamiento total y rápido. Pero en zonas rurales, muchas comunidades viven en malocas compartidas con cientos de personas y no sirve mucho el aislamiento en casa.
A los medidas de protección de estas comunidades se han sumado las de Casanare, quienes le pidieron al gobierno protección ante el coronavirus porque dicen que se encuentran “en total indefensión”; le piden, además, que construya tres nuevos centros de salud de primer nivel en tres resguardos, petición que no es nueva, y la dotación de equipos e implementos para protección del coronavirus, así como mercados.
También sacaron sus propios protocolos los Awá de Nariño, la Mesa Indígena del Chocó de los Embera, Wounaan, Katio, Chamí y Guna Dule, los Wayuu de la Guajira, entre otros.
Los riesgos adicionales
Tomar todas las medidas de protección rápidamente es fundamental para los indígenas por dos razones.
La primera, es que según dice el mismo asesor de la Opiac, son comunidades desnutridas, que no cuentan con las mismas defensas de un citadino, por lo que son muy sensibles ante enfermedades respiratorias.
“Al momento de llegar el coronavirus habría un algo grado de mortandad”, dice Estrada
“Ellos mismos saben que las gripes les hacen mucho daño”, agrega el director de la fundación Gaia y experto en indígenas amazónicos, Martín Von Hildebrand. Cuenta que en 1975, cuando recorría el Amazonas, antes de bajarse de la lancha los indígenas le preguntaban si tenía gripa. “Si la tiene, devuélvase”, le decían.
A partir de los años noventa, al menos el 50 por ciento de los Nukak, que viven en Guaviare y Guainía, murieron a raíz de gripe y sarampión. Hoy hay alrededor de 500.
Pero no hay que ir tan lejos. Solo en 2017, 11 indígenas Kogui murieron por gripe.
Según un informe del Ministerio de salud del 2016, entre 2008 y 2013, la tercera causa de muerte de los indígenas fueron las infecciones respiratorias agudas (163 muertes anuales) y la sexta, las deficiencias nutricionales y anemias (121 muertes anuales), dos causales que no afectaron a los no indígena en ese mismo periodo y que los hace particularmente vulnerables al Covid-19.
La segunda razón es que aunque el 89 por ciento de los indígenas está afiliado al régimen subsidiado de la salud, solo hay 85 instituciones indígenas prestadoras de salud en todo el país y el 75 por ciento de esas son de nivel uno o de baja complejidad.
Es decir, que si tienen complicaciones a causa del coronavirus les tocaría viajar lejos para ser atendidos en una unidad de cuidados intensivos.
“La infraestructura en salud de la zona tiene una absoluta deficiencia en dotación a
todos los niveles y las entidades encargadas de garantizar el derecho a la salud, no
cubren en su totalidad la atención a la población indígena del resguardo”, dijo en un comunicado la organización indígena del Casanare que agrupa once pueblos indígenas, Oric.
Adicional a eso, el hecho de que los más vulnerables ante el coronavirus sean los adultos mayores, la eventual muerte de algunos ancianos tendría un efecto colateral para las comunidades indígenas mucho mayor que para el resto de los colombianos.
“Para los indígenas, los mayores son lo sabios, los que dan protección y salud”, dice Von Hildebrand. “Ellos son indispensables porque manejan todo un sistema de curaciones, de manejo ambiental y espiritual, lo que al perderlos sería gravísimo para su supervivencia”.
Por eso las comunidades indígenas se están enfocando en la prevención, porque la curación pinta muy difícil.
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