Cooperación Internacional
Iniciativas propuestas para enfrentar la pandemiaLos pobres e indígenas tienen más probabilidad de morir si se enferman de COVID-19, advierte la OMS
ONUNOTICIAS/Región.- Así como invierten millones para protegerse del terrorismo, los Gobiernos deben invertir más en la salud universal y garantizar el acceso a todos sus ciudadanos, señala la agencia sanitaria de la ONU. Las desigualdades y el racismo se están cobrando las vidas de los más vulnerables durante la pandemia de COVID-19, advierten los expertos, que también aconsejan contra el “nacionalismo de las vacunas”.
La pobreza, el racismo y la desigualdad hacen que los más vulnerables, entre ellos los pueblos indígenas, tengan menos posibilidades de sobrevivir si se enferman de COVID-19, denunció este jueves la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los datos recogidos hasta ahora en diferentes países apuntan a grandes diferencias tanto en el nivel de contagio como en la gravedad de la enfermedad según el nivel socioeconómico y la raza.
El director de emergencias de la OMS, Michael Ryan, señaló que es necesario contar con datos desagregados recopilados más “sistemáticamente”, aunque recordó que está claro que “estos factores en particular conducen a malos resultados”.
“Todavía no se sabe si tu etnia o genética te hace más susceptible al COVID-19. Lo que no está en duda es que si por tu etnia, si porque eres indígena, si porque vives en la pobreza, si has vivido durante años sin un buen acceso a los servicios de salud, si tienes enfermedades previas como diabetes e hipertensión derivadas del estilo de vida causado por la pobreza, el resultado es mucho peor y el acceso a los servicios sanitarios es mucho más lento, más tarde y con menos nivel de sofisticación”, explicó Ryan
En el caso de los indígenas, el experto aseguró que tanto los que viven en sus territorios tradicionales, como los de la cuenca del Amazonas o los de los barrios urbanos, tienen menos acceso a la salud y, por lo tanto, un mayor riesgo de contraer la enfermedad y sufrir complicaciones.
“Son muchos los indígenas que viven en zonas periurbanas, y por lo mismo sufren las mismas enfermedades y vulnerabilidades que los demás pobres en las ciudades, pero en muchos países estas poblaciones son una gran proporción de la gente que no tiene acceso a la salud debido a la pobreza y, también hay que decirlo, por el racismo”, declaró.
El doctor Ryan recalcó que todos, sin excepción, deben tener acceso a la salud en América Latina y en el resto del mundo y que se necesita hacer algo más sistemático a largo plazo para reducir la inequidad.
“Estas desigualdades que ocurren y se ven durante periodos largos, al final se ven reflejadas en malos resultados cuando aparecen enfermedades como el COVID-19”, dijo.OPS/Karen González AbrilUna enfermera revisa a un hombre de origen indígenas en Suba, Bogotá, durante la pandemia de COVID-19.
La importancia de la invertir en la salud
Al respecto, el director general de la Organización Mundial de la Salud dijo que los eventos de los últimos siete meses son un “recordatorio trágico” de la inseguridad e inestabilidad que la enfermedad puede causar.
Tedros sostuvo que la pandemia “nos ha humillado a todos” al poner a prueba la infraestructura política, económica, cultural y social, y al empujar los límites de los sistemas de salud tanto débiles como fuertes, sin dejar ningún país intacto.
“El mundo gasta miles de millones cada año preparándose para posibles ataques terroristas, hemos aprendido lecciones de la manera difícil. A menos que invirtamos en la preparación para una pandemia y la crisis climática, quedamos expuestos a un daño enorme”, enfatizó.
El director destacó que desde que se creó hace más de siete décadas, la OMS ha trabajado para impulsar acciones colectivas de salud pública internacional para construir un futuro más saludable y seguro para la humanidad.
“Construir todos los sistemas sanitarios y garantizar la salud para todos es nuestra mejor opción para cumplir el objetivo de la seguridad sanitaria mundial”, afirmó.
Hasta la fecha, más de 18.5 millones de casos de COVID-19 han sido reportados a la OMS y se han perdido 700.000 vidas.
“Ningún país se ha salvado. Los países de bajos, medianos y altos ingresos han sido muy afectados. Las Américas siguen siendo el epicentro actual del virus y han sido particularmente afectadas. Solo tres países han reportado más de la mitad de todos los casos”, reiteró.
Tedros subrayó que ningún país puede combatir el virus en soledad y que el mejor camino es creer en la ciencia, e invertir en las soluciones y la solidaridad para superar la pandemia.
“Nunca es demasiado tarde para dar la vuelta a los brotes y muchos países lo han hecho. Nunca es demasiado tarde para cambiar la situación”, añadió.
El experto recalcó que, si bien la salud a menudo se ve como un costo, la primera pandemia de coronavirus en la historia ha demostrado cuan crítica es la inversión para la seguridad nacional.
“La cobertura sanitaria universal es esencial para nuestra seguridad sanitaria colectiva mundial. La reconstrucción de sistemas de salud más sólidos requerirá voluntad política, recursos y experiencia técnica en países de altos y bajos ingresos por igual”, acotó.OPS / Karen González AbrilIndígenas en Colombia en medio de la pandemia de COVID-19.
El nacionalismo de las vacunas
Para lograr una distribución igualitaria de las vacunas contra el COVID-19, una vez sean desarrolladas debe haber un consenso mundial para que se conviertan en bien público a lo largo del planeta, añadió Tedros.
“Esto es una elección política, un compromiso político, y queremos que los líderes decidan esto, el nacionalismo de las vacunas no es bueno, no nos va a ayudar”, aseveró.
El director de la OMS explicó que declarar la vacuna un bien público mundial tiene sus ventajas.
“Para que el mundo se recupere rápido, se tiene que recuperar junto, porque vivimos en un mundo globalizado y nuestras economías están interconectadas. Compartir vacunas u otras herramientas contra el COVID-19 ayuda a que todo el mundo se recupere de manera más rápida, y a que el daño sea menor”, dijo.
Tedros explicó que cuando los países que tienen los fondos se comprometen a compartir estas herramientas, no están dando “caridad a los demás”, sino que lo están haciendo por ellos mismos, porque cuando el mundo reabra, ellos se van a beneficiar.
“Así es como debe ser, y espero que muchos países lo entiendan y se unan a esta iniciativa”, concluyó.
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ONU en Brasil, Colombia y el Perú piden mayor apoyo a comunidades indígenas en el Amazonas
ONU/Brasil/Perú/Colombia.- Las Naciones Unidas de Colombia, Brasil y Perú hacen un llamado para un mayor apoyo y esfuerzos de respuesta en la región del Amazonas a medida que la COVID-19 continúa en aumento, afectando a una gran proporción de las comunidades indígenas.
Las Naciones Unidas de Colombia, Brasil y Perú hacen un llamado para un mayor apoyo y esfuerzos de respuesta en la región del Amazonas a medida que la COVID-19 continúa en aumento, afectando a una gran proporción de las comunidades indígenas.
Los números de casos y fallecimientos por la COVID-19 están aumentando rápidamente en América Latina con más de 8.610.134 casos y 337.439 fallecimientos reportados el 26 de julio. Por lo tanto, se expresa especial preocupación por la vida de miles de personas que viven en la Amazonía, incluyendo aproximadamente 170.000 habitantes de la zona de la triple frontera entre Brasil, Colombia y Perú, la mayoría de ellas pertenecientes a comunidades indígenas, que son afectados por algunas de las tasas más altas de incidentes de la enfermedad.
Como resultado de la pandemia y a pesar de los esfuerzos desplegados por los tres gobiernos para responder a la crisis, existen crecientes preocupaciones sobre la capacidad de las instituciones de salud para hacer frente a la situación y salvar vidas. La necesidad se ve exacerbada por meses de estrictas medidas de cuarentena para mitigar la propagación en algunas regiones, con duras consecuencias socioeconómicas que desencadenan una pandemia de hambre consigo, y afectan la seguridad alimentaria, estado nutricional y los medios de vida de muchas de estas comunidades que ya se encontraban en condiciones de vulnerabilidad y que profundizan las desigualdades de género.
En Colombia, gracias a las medidas de aislamiento y cuarentena y la puesta en marcha del plan de contingencia diseñado por el Ministerio de Salud y Protección Social, con el apoyo técnico de la OPS, en la Orinoquía y la Amazonía colombiana la tasa de reproducción del virus descendió de 3.60 a 0.40, lo que evidencia la efectividad de las medidas. En la capital del Amazonas colombiano el 90.9% de los pacientes se han recuperado y el 4.4 % son atendidos en casa, 6 personas se encuentran en hospitalización y 6 en la Unidad de Cuidados Intensivos. Las Naciones Unidas en Colombia han podido ofrecer también una primera línea de respuesta rápida en este territorio, luego del despliegue de equipos de evaluación en la región. Con el apoyo de la OPS, se logró la contratación de 4 médicos y 3 enfermeras, se entregó al Hospital San Rafael de Leticia ventiladores, insumos
médicos y medicamentos, así como equipos de protección personal. Además, se entregó una cápsula de aislamiento a la Fuerza Aérea Colombiana para hacer el traslado de pacientes críticos. El WFP organizó en Colombia tres vuelos que permitieron el despliegue de trabajadores humanitarios, así como la entrega de 44 toneladas métricas de alimentos junto con kits de higiene de UNICEF y la OIM, beneficiando en general a unas 9.500 personas en la Amazonía, llegando solo a una parte de la población más afectada que necesita asistencia humanitaria allí.
En Brasil, PAHO/OMS contribuyeron con apoyo técnico al Ministerio de Salud para la elaboración de un Plan de Contingencia nacional para comunidades indígenas en el marco del COVID-19. Una serie de acciones han sido llevadas a cabo en los estados de Roraima y Amazonas para reforzar las capacidades de los servicios de salud para comunidades indígenas incluyendo la expansión de unidades de cuidados intensivos y la distribución de material de protección para personal médico, así como la distribución de kits de higiene y alimenticios, vacunas y comunicación en lengua indígena para medidas de protección.
En el Perú, la ONU está preparando una estrategia urgente de respuesta de salud, humanitaria y de recuperación temprana para los pueblos indígenas de Loreto y los distritos fronterizos con Brasil y Colombia. La ONU ya está llevando a cabo acciones a favor de las poblaciones indígenas amazónicas. Se han donado más de 40 concentradores de oxígeno y equipo de protección personal (EPP), en coordinación con el Comando de Operaciones COVID-19 nacional, el Ministerio de Salud, las propias comunidades, y el Gobierno regional de Loreto. Asimismo, se brinda asistencia técnica para el monitoreo a través de la sala de situación COVID-19, mientras que se realizan campañas de comunicación intercultural para los más vulnerables de la región.
A pesar de estos esfuerzos las capacidades de respuesta siguen siendo limitadas en el área, ya que la escasez de fondos limita significativamente que los actores humanitarios ajusten su respuesta a la escala de necesidades.
“Nuestro trabajo es complementario y trata de superar los desafíos logísticos y programáticos únicos de la región, para garantizar la protección de los derechos humanos de los pueblos indígenas.”, dijo Niky Fabiancic, Coordinador Residente en Brasil. “Hacemos un llamado a una mayor solidaridad internacional para ampliar nuestra respuesta a las comunidades indígenas en esta región para complementar los esfuerzos nacionales para mitigar las necesidades», agregó Igor Garafulic, Coordinador Residente de la ONU en Perú.
El Sistema de Naciones Unidas de los tres países ha colaborado en la elaboración de un plan de respuesta rápida en la triple frontera. El plan identifica las necesidades más urgentes de la población, así como las actividades críticas para atenderlas. “La ONU seguirá apoyando los esfuerzos de los gobiernos, y la coordinación entre los tres países será clave para asegurar la respuesta en la frontera”, dijo Jessica Faieta, Coordinadora Residente a.i. de la ONU en Colombia. Con la disponibilidad de recursos necesaria, las agencias del Sistema de la ONU están listas para proporcionar apoyo en salud y seguridad, alimentos, así como insumos en agua, saneamiento e higiene. Las Naciones Unidas en Colombia, Perú y Brasil reafirman su compromiso para apoyar los gobiernos y comunidades de la región amazónica frente a la situación generada por la COVID-19 y sus consecuencias.
A pesar de los esfuerzos desplegados por los tres gobiernos para responder a la crisis, a las Naciones Unidas cada vez les preocupa más la capacidad de las instituciones de salud para hacer frente a la situación y salvar las vidas de cientos de miles de campesinos e indígenas que enfrentan una grave situación debido a la pandemia, que se ha sumado a su vulnerabilidad previa.
Las oficinas de Naciones Unidas en Colombia, Brasil y Perú hicieron un llamado urgente a la “solidaridad internacional” para conseguir más fondos para la respuesta a la pandemia en la región del Amazonas, donde preocupa especialmente la vida de 170.000 personas que viven en áreas remotas a lo largo del río.
Esas comunidades, en su mayoría indígenas, tienen algunas de las tasas de incidencia de la enfermedad más altas. La ONU asegura que “a pesar de los esfuerzos desplegados por los tres gobiernos para responder a la crisis, existen crecientes preocupaciones sobre la capacidad de las instituciones de salud para hacer frente a la situación y salvar vidas”.
Las oficinas explicaron en un comunicado que la necesidad de estas personas se ve exacerbada por meses de estrictas medidas de cuarentena para mitigar la propagación en algunas regiones, con duras consecuencias socioeconómicas que desencadenan una pandemia de hambre, afectando la nutrición y los medios de vida de muchas de estas comunidades que ya de por sí se encontraban en condiciones de vulnerabilidad.Cruz Roja/ColombiaTrabajadora de salud revisando a un niño colombiano durante la pandemia de COVID-19.
La necesidad de fondos
A pesar de todos estos esfuerzos, las capacidades de respuesta siguen siendo limitadas en el área, ya que la escasez de fondos restringe significativamente la tarea de los actores humanitarios.
“Nuestro trabajo es complementario y trata de superar los desafíos logísticos y programáticos únicos de la región para garantizar la protección de los derechos humanos de los pueblos indígenas”, dijo Niky Fabiancic, coordinador residente en Brasil.
“Hacemos un llamado a una mayor solidaridad internacional para ampliar nuestra respuesta a las comunidades indígenas en esta región y así complementar los esfuerzos nacionales para mitigar las necesidades«, agregó Igor Garafulic, coordinador residente de la ONU en Perú.
El sistema de las Naciones Unidas de los tres países ha colaborado en la elaboración de un plan de respuesta rápida en la triple frontera. El plan identifica las necesidades más urgentes de la población, así como las actividades críticas para atenderlas.
“La ONU seguirá apoyando los esfuerzos de los gobiernos, y la coordinación entre los tres países será clave para asegurar la respuesta en la frontera”, afirmó Jessica Faieta, coordinadora residente de la ONU en Colombia.
La OMS se muestra «profundamente preocupada» por el impacto del virus en los pueblos indígenas de América
AMÉRICAECONÓMICA/Región.- El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha señalado que está «profundamente preocupado» por el impacto del virus del COVID-19 en los pueblos indígenas de América, que sigue siendo el actual epicentro de la pandemia.
Tal y como ha resaltado en rueda de prensa este lunes, hasta el 6 de julio se han registrado más de 70.000 casos de COVID-19 entre los pueblos indígenas de América, y más de dos mil muertes. Al menos seis casos han sido notificados entre el pueblo nahua, que vive en la Amazonía peruana.
«Los pueblos indígenas suelen tener una gran carga de pobreza, desempleo, malnutrición y enfermedades transmisibles y no transmisibles, lo que los hace más vulnerables al COVID-19 y sus graves consecuencias», ha lamentado, instando a realizar rastreo de contactos en las comunidades indígenas para suprimir la transmisión del virus. «Ningún país puede conseguir el control de su epidemia si no sabe dónde está el virus», ha recordado.
Tedros ha recordado que el rastreo de contactos es «esencial» para encontrar y aislar los casos e identificar y poner en cuarentena sus contactos. «Las aplicaciones móviles pueden apoyar el rastreo de contactos, pero nada reemplaza a las botas en el suelo: trabajadores entrenados yendo de puerta en puerta para encontrar casos y contactos, y romper las cadenas de transmisión. El rastreo de contactos es esencial para cada país, en cada situación. Puede evitar que los casos individuales se conviertan en grupos, y que los grupos se conviertan en una transmisión comunitaria», ha añadido.
En este sentido, ha indicado que reaccionar rápidamente a los nuevos casos y grupos de COVID-19 «permitirá a los países continuar en el camino de la recuperación económica, mientras se mantiene el virus a raya». «El rastreo de contactos no es la única herramienta, debe ser parte de un paquete completo. Pero es una de las más importantes», ha insistido.
Indígenas de la Amazonia y OPS unen fuerzas ante la covid-19
IPS/Región.- La defensa contra la nueva pandemia es una necesidad destacada para los 500 pueblos indígenas que habitan en la Amazonia, por la debilidad inmunológica y la dificultad para acceder a servicios de salud que confrontan muchos de ellos. Foto: Coica-OPS
La Organización Panamericana de Salud y la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica) acordaron intensificar la lucha contra la pandemia covid-19 en las zonas indígenas de la Amazonia.
En un comunicado conjunto, Coica y la OPS expusieron que “el aumento diario de casos y fallecidos por covid-19 ha significado un duro golpe para los pueblos y nacionalidades indígenas de la Amazonia, cuyas comunidades se encuentran en una situación crítica”.
Por ello pidieron a los países de la subregión “fortalecer la atención en los servicios de salud de la Amazonia, con la dotación de recursos humanos, insumos y dispositivos médicos, incluidas las pruebas y tratamientos, y vacunas cuando estén disponibles”, con especial énfasis en los pueblos con aislamiento voluntario.
La debilidad de los pueblos indígenas se manifiesta en que sus comunidades registran “altas tasas de diabetes, hipertensión y otras enfermedades crónicas”, por lo que “se aumenta el riesgo de contraer covid-19 con síntomas graves”.
Se agregan al cuadro de emergencia la desnutrición crónica de niños en pueblos indígenas, altas tasas de mortalidad materna, y la presencia de malaria y dengue.
En la cuenca amazónica habitan unos 500 pueblos indígenas, de los cuales 76 están en una situación de aislamiento voluntario, sus sistemas inmunológicos son débiles y la fuerza de una pandemia puede implicar incluso su desaparición, de acuerdo con estudios de organizaciones que promueven sus derechos.
También el comunicado OPS-Coica subraya que “el eventual ingreso del virus en los territorios de pueblos no contactados y en contacto inicial expone a esas poblaciones a un serio riesgo de extinción”.
Varios de los países de la cuenca están entre los más afectados del mundo por la covid, aun cuando los mayores brotes se hayan registrado en áreas urbanas distantes de donde habitan las comunidades indígenas más aisladas.
Es el caso de Brasil, que alberga 300 pueblos indígenas y es el segundo país con más casos del nuevo coronavirus, 1,9 millones y más de 75 000 fallecidos según la estadounidense Universidad Johns Hopkins, y de Perú, de 85 pueblos originarios, con 337 000 infectados y más de 12 000 decesos.
También se registran números crecientes de la pandemia en Bolivia, Colombia, Ecuador y Venezuela.
El texto de Coica y la OPS pide a los gobiernos “implementar de manera urgente y en coordinación con las organizaciones indígenas de la Amazonia, planes y protocolos en respuesta a la pandemia”, para reducir el impacto sobre la vida de las personas y las comunidades.
Esos planes deben ser “adecuados a los diferentes contextos geográficos y culturales y con participación de las propias comunidades”, lo que destaca Coica, que reúne a federaciones de organizaciones indígenas de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa, Guyana, Perú, Suriname y Venezuela.
De manera particular se deben articular planes para las regiones de frontera, a menudo de las más deprimidas y con gran riesgo de propagación de enfermedades.
La declaración señaló que “la histórica dificultad para el acceso a la salud de las poblaciones amazónicas, sumada a la actual emergencia sanitaria, exige una respuesta coordinada y contundente entre Estados, organizaciones indígenas, agencias de Naciones Unidas y otros socios de cooperación internacional”.
A-E/HM
COVID-19: Informar y proteger a la infancia para no alarmar
UNICEF/Perú.- Los impactos sanitarios, sociales, educativos, económicos y recreativos de la pandemia en los niños, niñas y adolescentes son altamente significativos física, emocional y psicológicamente, en especial para los que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad.
En ese contexto, la llegada del COVID-19 nos recuerda la importante labor de los medios de comunicación. Informar, orientar y educar son los principios que rigen el periodismo, y que en una situación de emergencia de salud pública, no solo conllevan a adaptarse a un nuevo flujo de la información, sino también a la práctica de un tratamiento informativo más objetivo, verídico y oportuno para no caer en el pánico y la desinformación.
Para ello, la guía INFORMAR Y PROTEGER A LA INFANCIA PARA NO ALARMAR brinda recomendaciones a los periodistas, que día a día deben cubrir las noticias sobre las contingencias de la pandemia.
120 días de COVID-19, 120 días de acción en Perú Contagiados o no, niñas, niños y adolescentes han visto comprometido su presente y futuro.
UNICEF/Perú.- Mientras millones de niñas, niños y adolescentes disfrutaban de sus últimos días de vacaciones y los medios de comunicación informaban de los precios de los útiles, uniformes y pensiones escolares, y de la instalación del nuevo Congreso de la República, las palabras “coronavirus” o “COVID-19” ya se escuchaban en Perú, pero remitían a peligros lejanos. Sin embargo, el 6 de marzo, cuando se confirmó el primer caso de un peruano portador del virus, la historia empezó a cambiar.
Días después el presidente anunció el estado de emergencia, cierre de fronteras y aislamiento social. El lunes 16 de marzo, fecha prevista para el inicio del año escolar 2020, las escuelas amanecieron cerradas y todos los niños, niñas y adolescentes empezaron al lado de sus familias un aislamiento social sin precedentes en la historia del país.
UNICEF, como parte del Sistema de Naciones Unidas, activó de inmediato su estrategia de respuesta frente a la emergencia y extendió su apoyo al Estado peruano, a través de sus acciones conjuntas con los ministerios de Salud, Educación, la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Desarrollo e Inclusión Social, Justicia y Derechos Humanos, y Cultura. Así como el Consejo Nacional para la Integración de la Persona con Discapacidad y la Superintendencia Nacional de Migraciones, además de los Gobiernos regionales de Huancavelica, Loreto y Ucayali, y los locales de Carabayllo y San Martín de Porres en Lima Norte.
Actuamos cumpliendo las medidas de aislamiento social dictadas por el Gobierno peruano con la claridad de que el trabajo para garantizar los derechos de la niñez no conoce de fronteras y que en situaciones de emergencia las niñas, niños y adolescentes, también, tienen que estar primero.AutorUNICEFFecha de publicaciónJulio 2020IdiomasEspañol
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Concertación para el Buen Vivir, posicionamiento del FILAC en Diálogo de Alto Nivel: Impactos de la CODIV-19 sobre los Pueblos Indígenas
REGIÓN.- En Diálogo de Alto Nivel organizado por elFondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas para América Latina y el Caribe, FILAC, la Secretaría General Iberoamericana, y el Foro Indígena del Abya Yala, se desarrollaron dos paneles de debate con la participación de representantes de los gobiernos de Colombia, Chile, Ecuador, Nicaragua, México y Perú. Así como de representantes de organizaciones indígenas regionales, como la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica COICA, el Encuentro Continental de Mujeres Indígenas de las Américas ECMIA Centroamérica, la Red de Mujeres Indígenas sobre Biodiversidad RMIB y la Red de Jóvenes Indígenas de América Latina y el Caribe, además de otras organizaciones nacionales.
En el evento la Presidenta del FILAC, Dra. Myrna Cunningham, después de dar el panorama general sobre las evidencias recogidas por la Plataforma Indígena Regional en relación a que se habría corroborado que hay alrededor de 8000 indígenas contagiados, más de 160 Pueblos Indígenas afectados y cientos de comunidades en riesgo grave por la pandemia, no solo en el ámbito sanitario sino por razones sociales y económicas, fue enfática al insistir sobre la necesidad de respuestas más sólidas, mejor preparadas y que sean producto de un diálogo social ineludible e imprescindible para los Pueblos Indígenas de la región
Así mismo, mencionó que “a nivel internacional, global y regional, los organismos intergubernamentales necesitamos adecuarnos a la nueva realidad, coordinar mejor, revisar nuestras agendas, planes y programas para estar a la altura del momento. Por ejemplo, se impone revisar la manera de implementar los ODS en este nuevo escenario muy distinto al que teníamos en 2015. Igual debemos pensar para la región y para cada uno de los países y Pueblos Indígenas” acotó.
El evento tuvo la participación destacada de Rebeca Grynspam, Secretaria Ejecutiva de la SEGIB y de Carmen Castiella Ruiz de Velasco, Directora de Cooperación con América Latina y el Caribe de la AECID.
El FILAC presentó al Diálogo de Alto Nivel un posicionamiento denominado Concertación para el Buen Vivir. El Secretario Técnico de la institución, Álvaro Pop expuso dicho documento, destacando que llamaa “poner a disposición de todos, una herramienta para construir juntos un mundo mejor, sobre la base del respeto de la naturaleza, todas sus culturas, sus hombres, sus mujeres, sus jóvenes y sus mayores”.
Acompañamos a continuación el documento Concertación para el Buen Vivir, que hace un rápido y certero diagnóstico de la actual crisis, luego describe y valora las respuestas que le han dado los Pueblos Indígenas de la región a esa crisis y concluye convocando a conformar un espacio regional de Concertación a diversos actores públicos y privados, nacionales e internacionales para acordar esfuerzos para mejorar las condiciones de todas las personas que vivimos en esta región.
Concertación para el Buen Vivir
Vivimos en una época de crisis e incertidumbre.
Enfrentamos una pandemia que se ha convertido en una crisis total, porque afecta a todas las personas del mundo y nos afecta en todos los planos: en la salud, en la economía, en lo político, en lo público y en lo privado.
Es una crisis con alto grado de incertidumbre sobre el propio virus que la provoca, su origen, sus mutaciones, su futuro e hipotética prevención a través de una vacuna.
También incertidumbre sobre lo que nos dejará, si es que algún día nos abandona.
Como se ha expresado recientemente, el mundo se encuentra ante una crisis humanitaria y sanitaria sin precedentes en el último siglo en un contexto económico ya adverso. A diferencia de 2008, esta no es una crisis financiera sino de personas, producción y bienestar.
El coronavirus no está atacando a un cuerpo sano. Está operando sobre sociedades con muchas dificultades, exacerbando sus graves problemas prexistentes.
El coronavirus se suma a previas complejidades que no solo no están resueltas, sino que siguen allí, esperando que nos hagamos cargo de ellas.
- Solo hace pocos meses estábamos preocupados por los incendios en la amazonia e inundaciones en varias partes del continente, inocultables efectos del calentamiento global producto de un desastroso comportamiento humano sobre los recursos naturales.
- A lo largo y ancho del continente vemos cuestionamientos profundos a las instituciones políticas, así como dificultades muy serias con el funcionamiento del sistema democrático.
- Apenas hace un año, la Organización Internacional del Trabajo conmemoraba su centenario recordándonos que el mundo se está transformando radicalmente impulsado por las innovaciones tecnológicas, los cambios demográficos, el cambio medioambiental y climático y la globalización, así como en un momento de desigualdades persistentes, que tienen profundas repercusiones en la naturaleza y la dignidad de las personas.
- Además, la primera pandemia de la globalización impacta sobre un mundo tremendamente desigual y no solo en lo económico, sino en todos los aspectos relevantes de nuestra sociedad, desigualdad notoria para personas y colectivos, por razones étnicas, de género, etarias, etc.
- En ese contexto global, América Latina es la región más desigual y violenta del planeta.
Por tanto, podemos decir que la pandemia provoca una crisis total sobre una sociedad en desigualdad total.
Entre los sectores más afectados, sin dudas, se encuentran los más de 800 Pueblos Indígenas, alrededor de 60 millones de personas que viven en América Latina, que constituyen cerca del 10% de la población de la región.
Esta realidad multicultural es una riqueza enorme, pero al mismo tiempo está marcada por un hecho incontrastable: la discriminación estructural, marginalidad, exclusión y pobreza histórica, agravado por diversas transformaciones económicas y sociales en el marco de la globalización, el cambio climático que erosiona la biodiversidad y la persistencia de la raíz colonial en los países del continente.
De allí que, gran parte de los Pueblos Indígenas viven en condiciones de vulnerabilidad extrema, lo que significa, entre otros aspectos, altas tasas de desnutrición, inaccesibilidad a servicios de salud, precariedad de infraestructura y en general, imposibilidad de ejercer derechos individuales y colectivos fundamentales.
Pero la pandemia también nos ha mostrado otros aspectos de nuestra realidad.
Estos meses, hemos comprobado que el virus no puede destruir nuestros conocimientos, nuestros mejores valores, la solidaridad, ni impedir que nos organicemos para sacar lo mejor de nosotros, como personas, como pueblos, como humanidad.
Los Pueblos Indígenas, están dando respuestas masivas, conmovedoras y eficientes desplegando vigilancia comunitaria, divulgando recomendaciones en sus idiomas originarios, aplicando sus propios sistemas de salud tradicionales, enfrentando el hambre con acciones solidarias. Las comunidades indígenas y también gobiernos de la región, se han puesto de pie para enfrentar al virus.
Ahora es cuando debemos poner nuestras máximas capacidades, compromiso y voluntad expresada en hechos, no solo para superar los impactos de la crisis, sino para actuar sobre sus orígenes causales para estar en mejores condiciones ante eventuales nuevos embates de esta magnitud.
Convocamos, entonces a conformar una Concertación por el Buen Vivir, como espacio regional de diálogo e intercambio de perspectivas y propuestas compatibles con un modelo de desarrollo con identidad que permita a los Pueblos Indígenas y a la sociedad en su conjunto, enfrentar los principales efectos sociales y económicos provocados o agravados por la pandemia.
El paradigma indígena del Buen Vivir – Vivir Bien, reconoce una interrelación sistémica de distintos dominios para construir un bienestar pleno: individual (armonía con uno mismo), social (armonía con los demás); ecológico (armonía con el entorno natural) y espiritual (armonía con nuestros antepasados y futuras generaciones).
A partir de ello, proponemos sumar pensamiento y esfuerzos de diversos actores, públicos y privados, nacionales e internacionales que, junto con los Pueblos Indígenas, lleven adelante un encuentro amplio y profundo con la finalidad de concertar acciones concretas.
Durante décadas hemos acumulado conocimiento, acordado valores esenciales como los derechos humanos individuales y colectivos, construido instituciones democráticas, impulsado ejemplos de desarrollo sostenibles plenamente respetuosos de la naturaleza y de las necesidades de las personas y también capacidad crítica sobre los errores cometidos y la necesidad de evitar recorrer caminos equivocados.
Este es el momento de hacer una síntesis de nuestros mejores avances, adaptarlos a la realidad actual y comprometernos a actuar sin dilaciones para que esta crisis nos permita salir fortalecidos como sociedad y como personas.
A partir de las evidencias que nos va dejando el análisis de la pandemia y sus efectos, proponemos que este espacio considere, al menos, los siguientes criterios:
- Implementar los instrumentos existentes. Enfrentar la crisis no puede implicar retrocesos conceptuales, legales ni institucionales. Al contrario, se trata de una notable oportunidad de aplicar integralmente los avances generados en los últimos años como los estándares internacionales y el Plan de Acción Iberoamericano para la implementación de los derechos de los Pueblos Indígenas.
- Atención de emergencias y visión de largo plazo. Sin perjuicio de buscar respuestas a demandas urgentes, se debe apuntar a identificar y operar sobre las vertientes causales que las provocan, teniendo una visión de mediano y largo plazo que permita concertar esfuerzos sostenibles para superarlas.
- Abordaje holístico. Aunque los aspectos económicos y sanitarios son fundamentales, difícilmente puedan considerarse adecuadamente sin atender aristas políticas, culturales, sociales y otras del contexto actual. El desafío habrá de ser profundizar en áreas específicas sin desatender la visión integral de la realidad.
- Agenda de transformación. Se trata de promover y realizar cambios profundos evitando la reiteración de políticas y acciones que no han logrado mejorar la realidad. Por ello, debe priorizarse atender los aspectos que están en el centro de las demandas de los Pueblos Indígenas y de las necesidades de la sociedad en general, como es el caso del modelo de desarrollo extractivista que prioriza el lucro a costa de la naturaleza y los derechos humanos, la gobernanza y ejercicio de derechos sobre tierras y territorios indígenas, la participación y consulta en el marco de los estándares internacionales, entre otros aspectos relevantes.
- Perspectiva intercultural. El diálogo debe hacerse en base a una interacción equitativa y horizontal entre las culturas que conviven en el continente, sus expresiones y formas de ver el mundo. Entre otros aspectos, se deben buscar sinergias entre las innovaciones científicas y los conocimientos tradicionales propios de los Pueblos Indígenas como herramientas necesarias para entender y actuar sobre la realidad.
- Resultados concretos. El espacio de concertación debe apuntar a que el proceso de intercambio de análisis logre productos específicos que pueden ser al nivel de acuerdos conceptuales, orientaciones acordadas, líneas de trabajo compartido entre varios de sus participantes e incluso, acciones concretas a impulsar en lo inmediato.
Ante una realidad como la que nos toca vivir, se trata de actuar a la altura de los desafíos que enfrentamos.
Requerimos de un espacio regional de alto nivel para el análisis y promoción de medidas que apunten a enfrentar las consecuencias y algunas de las causas que tornan tan graves los efectos de la pandemia,
Convencidos de ello, ponemos a consideración esta propuesta que esperamos sea de utilidad para ayudar acordar esfuerzos hacia el objetivo común de mejorar las condiciones de todas las personas que vivimos en esta región del planeta.
Temor al hambre invasora de tierras indígenas por recesión de covid-19
NACIONES UNIDAS(IPS)/Región.- – Ahora que los gobiernos y los Estados comienzan su complejo viaje hacia la recuperación de la recesión económica causada por la pandemia de la covid-19, puede haber una amenaza mayor para los pueblos indígenas, sus tierras y recursos, alertaron con preocupación especialistas en el tema.
«El temor es que la recuperación económica se base en el acceso a la tierra y los recursos naturales» de las comunidades originarias, dijo a IPS Lola García-Alix, asesora principal sobre gobernanza global del Grupo de Trabajo Internacional para Asuntos Indígenas (IWGIA, en inglés).
«Los pueblos indígenas también viven en áreas con la mayor diversidad biológica. Por lo tanto, son la última frontera donde los muchos gobiernos se encuentran en una situación de recuperación económica. Es un activo económico para ellos tener acceso allí», dijo.»Hay un hambre de acceder a sus recursos en sus tierras. Y esta hambre está en parte de los Estados y de otros actores, desde los carteles hasta la tala ilegal o las compañías… Muchos de estos actores ilegales no se detienen porque haya cuarentena. Les resulta aún mejor porque no hay policía»: Lola García-Alix.
García-Alix moderó un panel el martes 7 sobre el impacto de la covid en las comunidades indígenas de todo el mundo y los factores clave que los estados deben tener en cuenta durante el proceso de recuperación.
El panel, bajo el título «Entregando resultados para no dejar atrás a los pueblos indígenas: respuestas de covid-19 y más allá», fue organizado como parte del anual Foro Político de Alto Nivel Sobre Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (HLPF, en inglés), que se realiza en forma virtual desde ese día 7 hasta el 16 de julio.
«Una de las principales amenazas a las que se enfrentan los indígenas hoy en día es el acaparamiento de tierras», agregó García-Alix.
Por esa razón, “no se trata tanto de la cuestión del apoyo financiero sino de dónde estará la protección y el respeto del derecho de los pueblos indígenas a la tierra y los recursos nacionales en un contexto donde habrá un gran interés en esos recursos», subrayó.
Ella estaba respondiendo a las preocupaciones planteadas por otros líderes indígenas sobre los diferentes factores que afectan el impacto de la covid en las comunidades originarias en todos los continentes.
En ese mismo panel, Antonia Urrejola, vicepresidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y relatora de ese organismo sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, advirtió sobre la llegada de «actores externos» a los territorios de los pueblos originarios que exacerban los impactos de la pandemia.
«Esos actores externos están llegando a estos territorios ahora más que nunca, por lo que hay más contagio y es por eso que están poniendo en riesgo no solo a las personas sino también al grupo colectivo», dijo.
Estos «actores» incluyen miembros de las fuerzas de seguridad, narcotraficantes, mineros irregulares y ganaderos que buscan invadir la llamada frontera agrícola en las tierras reconocidas como indígenas y sobre las que los diferentes pueblos tienen derechos ancestrales y en buena parte reconocidos legalmente.
García-Alix dijo que ha habido un aumento en la tala ilegal, la entrada de diferentes invasores, así como un aumento en el asesinato de miembros de la comunidad indígena bajo la pandemia.
Mujeres indígenas de Guatemala mientras elaboran cuerda con fibra de maguey (Agave americana). Especialistas temen que los impactos económicos de la covid-19 generen un hambre invasora de las tierras indígenas y sus recursos. Foto: Danilo Valladares / IPS
«Hay un hambre de acceder a sus recursos en sus tierras. Y esta hambre está en parte de los Estados y de otros actores, desde los carteles hasta la tala ilegal o las compañías», dijo a IPS. «Muchos de estos actores ilegales no se detienen porque haya cuarentena. Les resulta aún mejor porque no hay policía», añadió.
Urrejola agregó otras preocupaciones que actualmente se exacerban debido a la pandemia, como la falta de acceso a los servicios de salud.
«En general, los hospitales están muy lejos de las áreas indígenas, y a veces [las personas] tienen que viajar incluso por un día, y no pueden recibir tratamiento médico», dijo. «Sabemos que no tienen atendidas necesidades básicas, muchas veces ni siquiera pueden hacerse la prueba», adujo.
García-Alix señaló cómo el lenguaje y la accesibilidad pueden desempeñar un papel en esta falta de servicios para las comunidades indígenas.
«En la mayoría de los casos, el problema es que los indígenas no han tenido la información en su propio idioma y no han tenido acceso a los servicios médicos», dijo.
Kamla Thapa, directora ejecutiva de la Federación Nacional de Mujeres Indígenas en Nepal, también mencionó este tema durante una charla sobre las mujeres indígenas en las respuestas e impactos de la covid, el miércoles 8, también en el marco de la HLPF.
«Las mujeres indígenas no están en puestos de toma de decisiones, y son ignoradas», destacó.
Agregó que a muchas de estas mujeres se les niega su derecho fundamental a acceder a la información porque la información no se difunde en las lenguas originarias. Esto es especialmente crucial ya que las mujeres indígenas tienen un papel clave como cuidadoras en la mayoría de sus comunidades.
Thapa expresó esperanza en el futuro, citando el ejemplo de un grupo de mujeres indígenas en India que desarrolló un desinfectante a base de hierbas.
También resaltó acciones de prevención como las de la comunidad Santal de India y Nepal, que ha establecido medidas para que no accedan a sus territorios personas ajenas a la comunidad, para proteger a sus integrantes de contagiarse con el coronavirus. Medidas similares se han tomado comunidades en países latinoamericanos, como Bolivia.
«Nosotras las mujeres indígenas somos las que poseemos el conocimiento, tenemos esperanza; somos conocedoras y creadoras de cambios», dijo. «Tenemos el poder de transformar la pandemia en una oportunidad, para generar una nueva normalidad aplicando nuestro conocimiento, nuestras habilidades», concluyó.
T: MF
OPS alerta sobre el impacto del Covid-19 en comunidades indígenas y afro y formula recomendaciones
RADIOSANTAFE/Región.- Una alerta lanzó este miércoles la Organización Panamericana de la Salud, OPS, ante la vulnerabilidad de los pueblos indígenas y afrodescendientes frente a la pandemia del Covid-19.
Al hacer una serie de recomendaciones, la OPS señala que el impacto de la pandemia de Covid-19 en estos sectores de población, que generalmente viven lejos de los servicios de salud, «puede mitigarse si estos grupos participan desde el principio en cualquier decisión que afecte su salud y, con el apoyo del sector de la salud, adoptar medidas de prevención y conectarse con la red de servicios de salud si COVID-19 impacta sus territorios”.
En la cuenca del Amazonas –que abarca 6 millones 122 mil 736 kilómetros cuadrados sobre ocho países: Brasil, Perú, Colombia, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Guyana y Surinam–, la Organización Panamericana de la Salud afirma que, por ejemplo, hay poblaciones indígenas en más de 2400 territorios y 800 comunidades, unas 200 de las cuales viven en aislamiento voluntario.
“Los desafíos de salud documentados en estas poblaciones incluyen tuberculosis, malaria y enfermedades prevenibles por vacunación como el sarampión y la fiebre amarilla. Esto se agrava por la inseguridad alimentaria, que afecta al 85% de la población, y la falta de servicios de agua y saneamiento”, indica el documento.
Agrega que las razones por las cuales los grupos étnicos pueden enfrentar mayores riesgos de contraer COVID-19 incluyen barreras para adoptar ciertas prácticas básicas de higiene, como lavarse las manos si hay escasez de agua y jabón, y dificultades para practicar el distanciamiento social, que puede no ser culturalmente aceptable o práctico, indica el documento de la OPS.
«Estos problemas deben resolverse mediante medidas promovidas desde la perspectiva de los pueblos indígenas o afrodescendientes, con el apoyo del sector de la salud y/u otros sectores involucrados en satisfacer las necesidades prioritarias como el jabón para lavarse las manos», agrega el documento.
Otro desafío para estas comunidades es la falta de acceso a servicios de salud básicos culturalmente apropiados y de buena calidad, que puedan manejar potenciales casos de COVID-19 en estas poblaciones.
La OPS indica que la atención para COVID-19 debe ser incluyente y que, entre otros puntos, los prestadores de servicios de salud que trabajan en las comunidades indígenas y afrodescendientes deben coordinar acciones con los líderes comunitarios para procurar que se transmita toda la información necesaria a esas comunidades.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) publica una guía con recomendaciones para reducir la transmisión de COVID-19 entre las poblaciones indígenas, afrodescendientes y otros grupos étnicos, que se centran en promover la higiene, el distanciamiento social, así como en mejorar el acceso a los servicios básicos de salud.
Las orientaciones de la OPS señalan que estos grupos enfrentan desafíos singulares, como niveles más altos de pobreza, falta de acceso a algunos servicios básicos como agua y saneamiento, y barreras culturales, incluyendo lingüísticas. Otros factores pueden aumentar su vulnerabilidad como las barreras para acceder a los servicios de salud, una mayor prevalencia de enfermedades crónicas, menos acceso a redes de seguridad social, una desconfianza causada por una historia de racismo hacia estos grupos, y un alto nivel de trabajo informal entre los miembros de estas comunidades.
Las recomendaciones están dirigida para los pueblos indígenas, los afrodescendientes y otros grupos étnicos, para los líderes comunitarios, para los gobiernos y para el personal de salud.
En ese sentido, plantea que los gobiernos deben impulsar espacios de participación y de dialogo, no solo para abordar los efectos de la COVID-19 de forma puntual, sino también para abordar la fase posterior a la respuesta a la emergencia, donde habrá que incidir en la recuperación económica y social.
Además, las orientaciones de la OPS indican que se debe asegurar “que todos los miembros del hogar sepan qué hacer si alguien de la familia se enferma con COVID-19 y el apoyo específico que deben brindar. Debe tenerse en cuenta que, en algunas comunidades, el concepto occidental de «hogar» a menudo no es aplicable, ya que los «hogares» consisten en la familia extendida, que representa a la comunidad en su conjunto», explica la guía.
La comunicación también es clave para llegar a los grupos étnicos, y las autoridades de salud deben proporcionar información en lenguas indígenas y en formatos que sean accesibles, con mensajes culturalmente apropiados, utilizando símbolos e imágenes cuando sea posible, validados por la comunidad, dice la OPS.
También agrega que cada medida impulsada por el gobierno debe tener en cuenta las realidades culturales de sus pueblos, e indica la necesidad de implementar medidas para proteger a los territorios, como acciones a fin de proveer alimentos y agua potable, jabón y desinfectante, así? como otros elementos básicos.
Con respecto al manejo seguro de cadáveres en el contexto de COVID-19, el documento advierte que los protocolos y lineamientos nacionales deben contemplar respuestas específicas, seguras, dignas y culturalmente aceptables, adaptadas a las tradiciones y costumbres de los pueblos indígenas, los afrodescendientes y miembros de otros grupos étnicos, tomando en cuenta las recomendaciones de la OPS.
OPS insta a los países a seguir lucha contra malaria en tiempos de COVID-19, especialmente en comunidades vulnerables
OPS/Región.- La Organización Panamericana de la Salud insta a los países a continuar las acciones contra la malaria en las Américas, en conjunto con la respuesta a la pandemia COVID-19, especialmente entre las poblaciones viviendo en condiciones vulnerables.
«Esta situación es especialmente preocupante en las zonas donde residen las comunidades indígenas y en las ciudades con transmisión simultanea de malaria y COVID-19 como la región amazónica de Brasil y Perú y en las zonas de la región del Pacífico en Colombia. La situación de malaria en toda la Región está siendo impactada por la coexistencia de la pandemia COVID19”, indicó la OPS en una reciente actualización epidemiológica.
Debido a la pandemia COVID-19, las personas pueden estar más renuentes a buscar un diagnóstico y tratamiento temprano para malaria porque les preocupa salir a las clínicas, y el personal de malaria en los servicios de salud puede haber sido reasignado para trabajar en la pandemia», explicó el doctor Luis Gerardo Castellanos, jefe de la unidad de la OPS sobre enfermedades desatendidas, tropicales y transmitidas por vectores.
«La malaria se puede tratar efectivamente si hay un diagnóstico temprano. Tenemos medicamentos para tratar la malaria, aunque la cadena de suministro se ha visto afectada por las restricciones como efecto de la pandemia por COVID-19», agregó.
La malaria es una enfermedad potencialmente mortal causada por parásitos que se transmiten a las personas a través de las picaduras de mosquitos infectados. En las Américas, 138 millones de personas viven en zonas de riesgo de malaria, y en 2018 se notificaron 753.000 casos y alrededor de 340 muertes.
La actualización de la OPS dijo: «En la medida que aumente la dispersión de la transmisión de COVID-19, más crítica será la situación de todas las áreas maláricas, mayormente rurales, dada la alta vulnerabilidad de las poblaciones y las debilidades de los sistemas de salud. Se espera que un primer efecto de la pandemia de COVID-19 en la situación de la malaria sea la reducción en la detección y tratamiento y el subregistro de casos de malaria. Las barreras impuestas al diagnóstico temprano son el principal determinante.”
Aunque hubo una reducción general de los casos de malaria antes de la introducción de COVID-19 en las Américas, en los primeros tres meses de 2020 ocho países han reportado un aumento total de los casos de malaria, comparado al mismo periodo en 2019: Haití, Nicaragua, Panamá, República Dominicana, Honduras, Costa Rica y Surinam.
La OPS ha formulado recomendaciones sobre medidas para sostener los esfuerzos de control de malaria. Estas especifican cómo proteger la salud de los trabajadores y de todos los involucrados en las acciones contra malaria, cómo coordinar las disposiciones para el diagnóstico precoz de malaria en caso de fiebre en zonas endémicas, y cómo diferenciar los procesos de diagnóstico de malaria de los diagnósticos de COVID-19 en los servicios de salud.
La OPS señaló que deben continuar las medidas básicas de prevención de malaria, acompañadas con la distribución de mosquiteros tratados con insecticida y fumigación residual planificada en interiores, junto con las pruebas y el tratamiento adecuados de los pacientes.
Además, la OPS recomendó que los países aceleraran las compras de medicamentos y pruebas de diagnóstico rápido, y guíen a los pacientes con fiebre en áreas endémicas para diagnóstico y tratamiento oportuno de malaria, en acuerdo con lineamientos nacionales de COVID-19. Las brigadas de búsqueda activas, con trabajadores de la salud que utilizan Equipos de Protección Personal (EPP), deberían operar en coordinación con las acciones COVID-19 en poblaciones dispersas con poco acceso a servicios de salud.
Otros desafíos de malaria en las Américas incluyen un aumento en la transmisión relacionada con la extracción de oro y los movimientos de población vulnerable entre y dentro de los países, así como el debilitamiento de las acciones de los programas de malaria que pueden empeorar en el contexto de COVID-19.